En la previa del Sporting-Barça, Rafinha y Arda Turan aparecían como los principales candidatos a ocupar la plaza de Leo Messi en el primer partido sin el argentino, baja durante tres semanas por una lesión muscular. Al final jugaron los dos y ninguno hizo de Messi. Porque Luis Enrique aprovechó para probar una nueva variante táctica. Si en la anterior salida, en el campo del Leganés, apostó por un 3-4-3, ayer plantó un 4-4-2 de lo más clásico. Con Rakitic e Iniesta en el banquillo, el técnico gijonés formó una línea de cuatro centrocampistas, con Rafinha por la derecha, Busquets y Adré Gomes en el eje y Arda Turan en la izquierda. Durante muchos minutos, esta disposición concedió al Barça mucho control y poca llegada. Mediado el primer tiempo, el porcentaje de posesión reflejaba un 71-30 a favor de los azulgrana, pero ni un remate a la puerta de Cuéllar. Sin Messi, Neymar y Luis Suárez tuvieron libertad para moverse por todo el frente de ataque. A Arda Turan se le notó cómodo cumpliendo con una función semejante a la de su etapa en el Atlético de Madrid. Además, el turco completó su buen partido con el cuarto gol, al cabecear un centro de Sergi Roberto. A falta de la magia de Messi, el Barça se marchó de Gijón con el convencimiento de no haber perdido su pegada.