"Fue un jarro de agua fría". Diego Mariño, portero del Sporting, admite la rabia por recibir su primer gol de la temporada en el derbi asturiano y cuando restaban solo cinco minutos para que finalizase el encuentro. "Fue un palo, porque te ves con el caramelo en la boca", señala el gallego con una sensación de frustración que contrasta con la euforia del rival al terminar el choque cuando el resultado fue el de reparto de puntos. "Nos soroprendió la celebración del Oviedo; parecía que se habían llevado el partido", señala el vigués.

"Es el partido de más tensión y rivalidad que he vivido en mi carrera", reconoce Mariño sobre el vibrante encuentro entre Sporting y Oviedo en El Moliinón. "El punto es bueno. Seguimos invictos y en la zona alta de la tabla", subraya para tratar de olvidar la rabia de haber cedido el empate en los últimos compases del encuentro. "Nos pasó factura el esfuerzo de la primera parte", detalla sobre la causa del bajón del equipo gijonés tras el descanso. Por último, desvela que ha vuelto a ver el gol de Toché por televisión "un par de veces. Creo que la primera parada fue buena. Ellos salen favorecidos de los rebotes".

Mariño se entrenó esta mañana al margen del grupo, en la primera sesión posterior al derbi. El meta gallego se recupera de un golpe sufrido durante el partido ante el Oviedo que incluso le dejó tocado durante los minutos finales. "Me dolía, pero no me mermó en el gol", detalla. Álex Pérez también estuvo al margen por una sobrecarga muscular. El equipo descansa mañana y volverá al trabajo el martes.