Sucedió tan rápido que pasó inadvertido a casi todo el mundo, pero fue un gesto que mereció mayor trascendencia. Era apenas el minuto cuatro de partido, cuando Lora echó la mano a la posterior de su muslo izquierdo y se fue al suelo. La pelota estaba viva. A unos metros del mostoleño, el extremo de la Cultural y Deportiva (nunca mejor dicho) Leonesa se hizo con la pelota. En otras circunstancia, en un balón con muy buenas perspectivas y muy goloso para el lucimiento personal y el beneficio colectivo. Un depredador con menos sentimientos hubiera aprovecha el carril que el doliente Lora dejaba libre para irse directo a por Mariño. El extremo de la Cultural Buendía le marcó un golazo al juego sucio y escogió tirar la pelota fuera para que Lora pudiera ser atendido. Los servicios médicos inspeccionaron la zona dolorida y de inmediato se decretó la sustitución por Calavera.

En un partido en el que reinó el buen ambiente entre las dos aficiones, el futbolista de la Cultural estuvo a la altura de las circunstancias. Su equipo perdió ayer los tres puntos, pero se ganó el respeto de todo el mundo del fútbol. Los futbolistas son muchas veces criticados por sus gestos antideportivos y su mal ejemplo. Otras veces, merecen un aplauso.