No pudo ser y el supuesto "efecto Baraja" se esfumó a las primeras de cambio; o para ser más exactos, al segundo partido. Perder en Granada, frente a un rival que al inicio de temporada se presentaba al igual que el Sporting como uno de los supuestos gallitos de la competición, podría considerarse hasta un resultado entendible y aceptable. Pero el problema es cuando no te lo puedes permitir. Y el Sporting llegaba a Granada casi con la obligación si no de ganar, sí al menos de lograr sumar un punto.

Y bien parece por lo que se vio hasta que el Granada se adelantó en la segunda parte, gracias a un penalti de VAR, que el Sporting salió a sumar ese punto. De nuevo como en tiempos pasados, se vio a un conjunto rojiblanco que repitió el mismo once que frente al Tenerife, inoperante en ataque (con un Scepovic otra vez tan desasistido como desaparecido) y con apenas sentido en la creación del juego. La batuta la llevaban los locales, aunque todo sea dicho, sin generar tampoco excesivos problemas a la meta defendida por Mariño.

Se llegó al descanso con un empate a ceros que claramente agradaba más a los de Baraja que a los de José Luis Oltra, a quien se le había complicado el partido nada más comenzar éste, con la lesión de su jugador más desequilibrante: Machín. Pero ni este hecho hizo que el Sporting se fuese decidido a por los tres puntos.

Hubo que esperar así hasta la segunda parte para que llegase el primer tiro a puerta del Sporting, en un lanzamiento desde fuera del área y al centro de la portería. Después llegó la jugada ya comentada y que pudo resultar clave: Juan Rodríguez agarra a un jugador nazarí fuera del área, pero persiste en la acción hasta que éste parece pisar la línea de cal, cayendo después dentro. El árbitro sin embargo no duda y señala el punto fatídico.

Ya antes del gol Baraja había realizado el primer cambio, retirando a Scepovic para dar entrada a Moi. Tras el tanto de los granadinos, volvió a mover el banquillo, siendo en este caso Isma López el sustituido por Rubén García. Fue a partir de ese momento cuando el Sporting pareció querer reaccionar, aunque con la misma contundencia que lleva ofreciendo durante toda la temporada, cada vez que le toca remar contracorriente. Y como casi siempre ocurre en estos casos, no se sabe si el Granada se echó atrás fruto del ímpetu rojiblanco o lo hizo por puro conservadurismo, para buscar sentenciar en una contra.

Lo cierto es que no fue en un contraataque, sino fruto de un córner (de nuevo una jugada a balón parado), el cual fue también muy protestado por los jugadores sportinguistas. Y es que dio toda la impresión de que había sido saque de puerta. Aun así, eso no es excusa para defender con tanta laxitud un balón al primer palo, que luego remacha en propia puerta Alex Pérez. Ya se sabe que a perro flaco todo son pulgas.

El tardío golazo de Santos en uno de los pocos centros puestos al área con cierto criterio, apenas si sirvió para maquillar un resultado. Aunque como esta Segunda es más larga que un viaje a Madrid por ferrocarril, lo mismo a final de temporada, por aquello del golaveraje particular tiene su importancia. Quien no se consuela es porque no quiere.

La realidad que ahora mismo vive el sportinguismo es que se llega al parón navideño en una situación que nadie hubiera imaginado en las primeras jornadas. La victoria en el debut de Baraja da la sensación de que tan solo se trató de un espejismo y que el problema quizás no estuviera exclusivamente en el banquillo. Con la imagen ofrecida en Granada el Sporting ha vuelto a las andadas. O al ´herrerismo´, como algunos denominaban al juego que el equipo practicaba con el anterior entrenador.

Es por ello que las dudas se multiplican y en estas próximas fiestas más de un seguidor rojiblanco pedirá en su carta a los Reyes Magos que traigan a Gijón con urgencia incienso, mirra y oro en forma de jugadores que puedan darle la vuelta a una tortilla, que huele a quemada. El carbón está claro para quién debería ir dirigido. Toca mover ficha precisamente a quien tiene por apellido el diminutivo de una de las más codiciadas en el ajedrez. Es a Torrecilla a quien además ahora miran con lupa muchos sportinguistas. Su porcentaje de acierto en los fichajes no es para enrocarse en la falta de presupuesto. Y menos ahora, cuando se celebra a los cuatro vientos un superávit y el punto y final en el concurso de acreedores. Celebraciones las justas.

Post Scriptum: cuando se dice que subir a Primera ya no es una urgencia económica, ¿se infravalora tal vez lo que sí es una urgencia deportiva para una afición que en absoluto es de Segunda?