Aunque de cara a la clasificación sume lo mismo perder como se perdió en su día en Pamplona, Soria o Reus (por citar tres ejemplos), que perder como se ha hecho en Lugo, es evidente que en la afición sportinguista que entiende de fútbol no pueden ser lo mismo aquellas derrotas que la sufrida en el Anxo Carro.

Por supuesto que como algún jugador reconoció después del partido y con lo que la mayoría estaremos de acuerdo, es que hubiera sido preferible jugar el peor partido de toda la temporada y haber regresado con los tres puntos. Pero por esas cosas que hacen que a veces este deporte sea tan inexplicable, el Sporting en Lugo despachó uno de sus mejores partidos a domicilio y sin embargo se vuelve de vacío y con tres goles en contra.

¿Pero qué explicación se puede buscar al resultado de un partido en el que el portero rival en un despeje desde su campo, logra marcar el gol de su vida? Ni qué decir que cualquiera que ahora quiera poner el dedo en la llaga abierta sobre la piel de Mariño, pecaría de oportunista y sobre todo de injusto. Una acción desafortunada como la protagonizada por el portero del Sporting, en ningún caso puede empañar la extraordinaria temporada que lleva el de Vigo.

Igualmente resultaría ventajista atacar al entrenador por alguno de los cambios que ofreció en su alineación de partida. Algunos de ellos probablemente inexplicables para un sector de la afición. Y no hace falta señalar nombres.

Lo mejor en estos casos es hacer cuanto antes borrón y cuenta nueva. Y marcarse ya entre ceja y ceja el objetivo de cara al próximo fin de semana, de encadenar la cuarta victoria consecutiva en El Molinón. Habría que buscar en la hemeroteca cuándo fue la última vez que esto ocurrió.

Y de Lugo quedarse con lo único objetivamente positivo de un partido con un resultado inexplicable a la luz de los méritos de unos y otros: se salvó el golaveraje. Que vistos los últimos minutos con el equipo casi entregado a su suerte (su pésima suerte), bien pudo incluso perderse. Ya hubiera sido un castigo infinito para un Sporting que como mínimo debería haber logrado un punto. Como mínimo. ¡Ay si ese balón estrellado en el larguero por Carmona se hubiese ido para adentro!

Por supuesto que con esto tampoco se está diciendo que se deben obviar los clamorosos errores defensivos en alguno de los goles lucenses. Es labor de Baraja ser capaz de corregir ese aspecto, así como el de también intentar de una vez por todas sacar mayor partido a las jugadas a balón parado. En Lugo de nuevo se vio a un Sporting muy inofensivo en ese tipo de acciones de estrategia.

Pero a partir de ahí y con independencia de la diferencia que ahora pueda marcar la clasificación con los puestos de privilegio, el camino a seguir es el de estos dos últimos encuentros. Queda un mundo por delante y sería de necios arrojar la toalla, dándolo ya todo por perdido.

Por otra parte, quizás sea el momento para que desde la dirección técnica y en vista de las soluciones a las que Baraja ha tenido que recurrir por las sucesivas bajas, se replanteen también las necesidades de esta plantilla en pleno mercado invernal.

Lleguen o no esos refuerzos, tras una derrota como la sufrida en Lugo, un equipo que de verdad se precie de serlo tiene que salir del vestuario más unido que nunca y demostrarlo sobre el campo. Y aquel que no esté por la labor de remar en la misma dirección que el resto de sus compañeros que se baje en el primer puerto. O mejor aún: que lo dejen en él.

Post Scriptum: tras la polémica por la decisión del Lugo de no abrir la taquilla el día del partido a la Mareona, ¿se produjo algún comunicado oficial al respecto por parte del Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para desgracia de todos los sportinguistas)?