Berlín, Agencias

Dos jóvenes españolas, estudiantes de «Erasmus» de 22 años, murieron el sábado en la avalancha humana de la fiesta tecno «Loveparade» que se celebró en la ciudad alemana de Duisburgo, en la que murieron 19 personas y 342 resultaron heridas. Ambas chicas -Clara Zapater, alumna de Psicología, y Marta Acosta, de Filología- eran naturales de Tarragona. Entre los heridos también había otros cuatro españoles que ya han sido dados de alta en los diferentes centros hospitalarios a los que habían sido trasladados. Según los amigos de las fallecidas, las chicas murieron como consecuencia de los empujones que terminaron por tirarlas al suelo. La avalancha humana les pasó por encima y acabó por matarlas. «Aquello era una trampa», aseguró uno de los amigos de las jóvenes que también estuvo en la fiesta.

El resto de fallecidos eran alemanes (once personas) y hay otros ocho muertos de distintas nacionalidades entre los que se encuentran un holandés, un australiano, un italiano, un bosnio y un chino. El Ministerio de Exteriores confirmó ayer por la tarde que las jóvenes españolas se encontraban entre los fallecidos y, aunque al cierre de esta edición este organismo aún no daba por oficiales los nombres de las víctimas, sí que se avisó a las familias de las jóvenes, que ya se encuentran en Alemania, donde fueron recibidas por el cónsul general de Düsseldorf, Manuel Viturro. Más de 1,4 millones de jóvenes se concentraron el sábado en la fiesta tecno «Loveparade», que este año tenía el eslogan: «Dance or die» («Baila o muere»), en un recinto con aforo para 230.000 personas. Según los testigos, la Policía denegó el acceso a la antigua estación de mercancías donde se celebraba la «Loveparade». Las personas que se quedaron fuera, enfadadas, trataron de entrar en el recinto saltando vallas o colándose por otras entradas. El túnel se convirtió en un coladero por el que unos entraban y otros salían, según fuentes policiales. «Algunos fueron aplastados contra las paredes del túnel, todos querían entrar salir, escapar, hubo pánico, la gente no sabía qué hacer», explica uno de los asistentes a la fiesta tecno.

El paso subterráneo estuvo colapsado más de una hora y hacia las cinco de la tarde estalló el pánico. La falta de aire, los empujones y los pisotones desataron la tragedia. Mientras en el túnel se producía este suceso, los organizadores de la fiesta optaron por no informar a los presentes, para evitar nuevos incidentes o brotes de histeria masivos. Aunque poco a poco fueron abandonando la fiesta. Entre los que quedaron debajo de la avalancha estaban Marta y Clara. «Siempre con nosotros», escribió ayer en Facebook uno de los amigos de las dos chicas fallecidas. A pesar de las informaciones que ofrecieron los testigos, el responsable del operativo policial del «Loveparade», Wolfgang Rabe, asegura que ninguna de las víctimas falleció en el interior del túnel, sino en las rampas circundantes o al tratar de trepar por una escalera. Tanto Rabe como el organizador del «Loveparade», Rainer Schaller, se mostraron consternados por la tragedia y anunciaron que «Loveparade» nunca volverá a celebrarse.

No es la primera vez que esta historia se repite. Más avalanchas humanas han acabado por convertir en tragedia lo que comenzó como una fiesta. La tragedia de Heysel es una de las más dramáticas de la historia, 39 personas murieron en la final del partido de la Copa de Europa. El 3 de diciembre de 1979 once asistentes a un concierto del grupo «The Who», en los Estados Unidos, fallecieron por una estampida de aficionados que intentaban buscar asiento. También durante un concierto de Shakira, en 1996, murieron tres personas en Barranquilla (Colombia).