La familia del recluso de Corvera que falleció el pasado viernes en Villabona a causa de una paliza de otro preso solicitó ayer la grabación de las cámaras del módulo 8, espacio en el que se desarrollaron los hechos, «para tratar de demostrar la brutalidad» de los golpes que le provocaron la muerte al recluso, que respondía a las iniciales J. P. A. y tenía 39 años. El letrado de la familia, Amancio Aquiles, sostiene que las proporciones de la agresión fueron de tal magnitud «que los propios presos aseguran que no lo habían visto ni en las películas». Aquiles considera importante matizar de cara al juicio que el fallecido «estaba cojo a causa del disparo que había recibido recientemente por parte de la Policía en Avilés», por lo que estaba mermado en el momento de la pelea.

El presunto autor -un ciudadano marroquí afincado en Gijón que responde a las iniciales J. B. K.- pasó ayer a disposición del Juzgado de instrucción número 4 de Oviedo, del que es titular María Luisa Llaneza, para ser interrogado, pero se negó a declarar alegando que se encuentra con un estado anímico «muy deteriorado» y manteniendo «que aún no puede asimilar los hechos ocurridos», según señaló su abogado, Washington Jesús Villaverde.

A pesar de que ambos reclusos habían protagonizado otro incidente violento antes del fatal desenlace del pasado viernes -supuestamente el corverano había apuñalado a J. B. K. en un bar de Gijón en el año 2003-, el abogado de la defensa asegura que el suceso «en ningún momento puede calificarse como un ajuste de cuentas ni como una venganza». Washington Jesús Villaverde sostiene que «la desafortunada situación se produjo tras un encuentro totalmente fortuito en el módulo, una situación no buscada por mi defendido, que se encontró cara a cara con su antiguo agresor, una persona violenta, agresiva y de gran corpulencia».

El letrado que se encarga de la defensa de J. B. K. asegura que su cliente se encontraba hasta el miércoles de la semana pasada, dos días antes de la pelea, recluido en el módulo nueve y que, «de manera inexplicable», fue trasladado al módulo 8 por parte de los responsables del centro. «Hasta que se produjo el traslado mi cliente se encontraba en una situación estable, tranquila y controlada. Estaba totalmente integrado en la vida cotidiana del centro y no se le había imputado ninguna incidencia reseñable», aseguró el abogado, que afirma que J. B. K. «incluso trabajaba como ayudante en la peluquería y desarrollaba otras labores en el módulo 9». Washington Jesús Villaverde considera que cambiar de módulo a su defendido «fue un grave error por parte del centro penitenciario, que no tuvo en cuenta los antecedentes existentes entre ambos y el probado hecho de que mi cliente había sido apuñalado por el ahora fallecido». El letrado considera que los presos no deberían haberse encontrado. «De ningún modo debían encontrarse en el mismo módulo», señaló. El abogado de la defensa recalcó que J. B. K. «está muy afectado por un suceso que no se esperaba y que no tenía planeado en ningún momento». Además, aseguró que su cliente «no utilizó ningún tipo de arma contundente» durante la reyerta del pasado viernes en el módulo 8 de Villabona.

Por su parte, el abogado de la familia del fallecido aseguró ayer que la pelea en la que perdió la vida el recluso corverano «duró tres o cuatro minutos» y que ése fue «el tiempo que tardaron los funcionarios en acudir» al lugar donde se produjeron los hechos.