El titular de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el juez Julio García-Braga Pumarada, ha condenado a nueve años de cárcel a José Manuel G. B., el gozoniego del barrio de La Piñera acusado de haber abusado sexualmente de sus cuatro hijas cuando eran menores de edad y de ser el padre del vástago de una de ellas. La condena castiga el supuesto delito de agresión sexual continuada cometido por José Manuel G. B. contra su hija menor desde que esta tenía cinco años y hasta agosto del año 2003, cuando decidió marcharse de la casa familiar. De haberse cometido el resto de delitos que se le achacan -los que denuncian sus otras tres hijas- ya habrían prescrito, ya que, según las mujeres, se produjeron en los años noventa del siglo pasado y no fueron desvelados a tiempo.

La sentencia considera probado que José Manuel G. B., "con la intención de satisfacer sus deseos sexuales", procedió "a realizar tocamientos a su hija" desde que era muy pequeña. Esos tocamientos "se producían dos o tres veces por semana en el domicilio familiar de La Piñera". Según las conclusiones de la Sala, "en numerosas ocasiones", cuando estaban solos viendo la televisión en el sofá, "le decía que abriera sus piernas, que le iba a gustar" y le tocaba "la zona vaginal y los pechos". La sentencia también recoge que "en varias ocasiones" llegó a introducirle "los dedos en la vagina" y que "incluso en alguna ocasión hizo que la menor le tocara sus genitales". El texto señala además que el procesado "realizaba estos hechos aprovechándose del miedo que la menor tenía, ya que siempre que llegaba a casa le decía a ella y a sus hermanas que eran unas putas, unas zorras, que tenían que estar muertas y que las iba a matar". El juez asegura que José Manuel G. B. creaba así "una gran situación de terror en la menor que no le permitía oponerse a lo que su padre le hacía". Como consecuencia de los hechos, la mujer "precisó tratamiento psicológico".

A lo largo de las vistas celebradas en la Audiencia, José Manuel G. B. negó en todo momento haberle puesto la mano encima a su hija, pero el magistrado la cree a ella. "Aparecen en las actuaciones una serie de datos y circunstancias que esta Sala estima suficientes para dotar de verosimilitud y veracidad al testimonio que ha prestado la víctima durante el juicio oral". No en vano, sus declaraciones "en todo lo largo de la causa mantienen una perfecta relación en las partes de su relato". Según la sentencia, "no existen fisuras ni contradicciones en ellas (...) pese a los diversos interrogatorios a los que fue sometida".

La denuncia de la hija menor de José Manuel G. B. se produjo el día 31 de agosto del 2011. La mujer decidió acudir a la policía porque, según ella, su padre no dejaba de acosarla en su puesto de trabajo. "Tras haber recibido los días anteriores mensajes telefónicos de contenido amenazante se decidió a ir a denunciar" en compañía de una de sus hermanas, según se recoge en el escrito de la Audiencia. "Fue allí, en comisaría, cuando harta de sufrir la persecución por parte de su padre y para poner fin a dicha situación", se atrevió a contarles a los agentes "los abusos que había sufrido a lo largo de los años, mientras vivió en el domicilio familiar, y que nunca había desvelado para no perjudicar a la familia", en concreto "a su sobrino", que también vivía en la misma casa. La denunciante se enteró "cuando ya era mayor de edad" que sus otras tres hermanas "también habían sido objeto de abusos por parte del padre". No en vano, una de ellas, la mayor, asegura tener una prueba de ADN que demuestra que su hijo, el "sobrino" que decía tratar de proteger su hermana, es fruto de una violación por parte de su padre.

La sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial recoge que la menor de las hijas de José Manuel G. B. "fue situando cronológicamente los hechos con gran precisión, acordándose de situaciones concretas en que su madre no estaba en el domicilio". El texto hace referencia a algunos episodios, como cuando la ex mujer del acusado "tuvo que acudir a una mesa electoral" o cuando "pasó una temporada en el hospital".

Aunque los hechos que denuncian sus otras tres hijas no han sido juzgados, la Sala no los deja de lado. "La declaración de la víctima viene corroborada por las manifestaciones de sus hermanas, quienes de forma coincidente, precisa, reiterada, y sin vacilación alguna afirmaron en el plenario que también habían sido objeto de agresiones sexuales por parte de su padre, describiendo la misma mecánica operativa que la relatada por la víctima y llegando incluso a afirmar" una de ellas "que su padre mantuvo relaciones sexuales" con ella "fruto de las cuales tuvo un hijo", extremo "que confirman los resultados del ADN", según se desprende del informe del Instituto Nacional de Toxicología.

El juez también tuvo en cuenta a la hora de dictar sentencia los informes de la perito psicóloga, que tras entrevistarse con José Manuel G. B. lo describió como un hombre "con un perfil compatible con situaciones de abuso de los más débiles", con "patrón de abuso de alcohol" y con "ausencia de límites en el terreno sexual". Dicho informe dice que el acusado es "capaz de aprovecharse de su situación para explotar a los más débiles". Contra la sentencia cabe recurso.