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El paso del trapero

Patrocinios

El capital privado para financiar actividades culturales

La introducción de capital privado en la financiación de actividades culturales, aunque todavía incipiente en nuestro país, resulta innegable, sin que por el momento se hayan establecido unos estándares éticos para los patrocinadores, sabiendo que algunos pueden entrar en conflicto por sus prácticas empresariales con el espacio de instituciones culturales que se deben al servicio público y al interés general. Por otra parte, se puede considerar tan exigua la aportación de estos patrocinios con respecto a los presupuestos de las administraciones públicas, que resulta vergonzante que se gasten ingentes cantidades de dinero en cosas superfluas y se escatime en cultura, lo que propicia ese baile entre políticos y directivos de las empresas.

En Asturias, la administración autonómica abandonó a su suerte el premio LABjoven, que tenía un coste de 9.500 euros, para la producción en residencia y fue el prestigioso coleccionista cántabro Jaime Sordo quien, por suerte, aportó el presupuesto para su continuidad, un mecenazgo estimable porque no es habitual que se apueste por el riesgo y los jóvenes creadores, como sucedió en 2015 con Coco Moya (Gijón, 1982) e Iván Cebrián (Cuenca, 1980) y su proyecto "Menhir Instalación 0", itinerante actualmente por España. Y en esta octava edición del Premio Labjoven-Los Bragales recayó en Fran Meana (Avilés, 1982) con su propuesta "Arqueologías del futuro", una investigación sobre la obra del arquitecto asturiano Joaquín Vaquero Palacios, que se concretará en una instalación multimedia, un archivo expandido y material documental.

La empresa Asturiana de Zinc SAU, una compañía de Glencore, que mantiene diversos patrocinios culturales en la comarca de Avilés mira con buenos ojos, según su director de Operaciones Metalúrgicas, Jaime Arias Zapico, el patrocinio de exposiciones que iniciaron con la muestra "Portus" y continuó con "El vaciado de la huella belga" de Carlos Suárez en el Museo de Bellas Artes de Asturias, institución con escasos recursos presupuestarios, a pesar de su encomiable labor, que, con esta alianza temporal, se beneficia de financiación y aporta un innegable prestigio. Al igual que sucede con la muestra de Carlos Coronas "Los territorios soñados" en el Centro Niemeyer, patrocinada por la Fundación EDP.

En este sentido, se deben de buscar acuerdos que beneficien a ambas partes, que mantengan la autonomía de los centros culturales y de arte, acordando códigos éticos y delimitando lo público de lo privado. Y, como señala Elena Vozmediano, "si ha de producirse la confluencia, es esencial la mayor transparencia en tres conceptos: monto de la operación, objetivos de los participantes en el acuerdo y contraprestaciones que se ofrecen al patrocinador". Sabiendo que esta relación se incrementará en los próximos años, a pesar de que la Ley de Mecenazgo sigue guardada en los cajones del Ministerio de Cultura, hagamos que no se convierta tan sólo en un tema de marketing, de extrema necesidad por dejación presupuestaria de las administraciones públicas, sino en una oportunidad para incrementar y diversificar la oferta cultural.

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