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Ventanal

Sostener las pensiones

Marcar las bases de las retribuciones de la jubilación, uno de los primeros retos de Rajoy

Primero la investidura, después diálogo social y a continuación los presupuestos generales. Así es la agenda anunciada de Mariano Rajoy, que cumplida positivamente la difícil cita en el hemiciclo, ya se ha puesto en marcha. Como tal, hay que entender la convocatoria urgente del Pacto de Toledo, un grupo de trabajo con amplia representación parlamentaria, en el que se han elaborado las grandes reformas de la Seguridad Social y al que ahora corresponde marcar las bases para asegurar el sistema de pensiones, afrontando incluso una elevación fiscal para financiar la solidaridad, que constituye el principio básico.

El tema de la sostenibilidad es uno de los platos fuertes a resolver por el Gobierno, que a la vez está constreñido por los compromisos y exigencias de Bruselas que pide 7.500 millones de ajuste para cumplir el déficit en 2017.

En los próximos días conoceremos como responden los sabios del Pacto de Toledo. De momento cuentan con buenas noticias, ya que están aumentando las afiliaciones a la S.S., lo cual arroja alguna esperanza de equilibrio si la tendencia se confirma. La mejor forma de cortar los déficits en las cuentas de la S.S., cada vez mayores, que se han acumulado en los últimos años es atacar el paro, que por otra parte sigue siendo la mayor preocupación social de los españoles.

El paro ha sido y es el gran protagonista de nuestro mercado laboral, siendo un hecho constatado la incapacidad para crear el número suficientes de empleos que se correspondan con la población activa. Ahora estamos en el 19% de paro, el nivel más bajo desde 2009 pero figurando como la cifra más alta de los países de la UE, si se descarta a Grecia. Por cierto, cuando se imputa el triunfo del populismo a la desazón ciudadana por el mal quehacer laboral, cuesta interpretar el triunfo de Trump cuando el paro en los Estados Unidos solo anda por el 4%.

Aunque en los 40 años cercanos hemos recorrido el mejor tramo de nuestra historia contemporánea, especialmente en cuanto a derechos sociales, libertades cívicas y modernización de España, no hemos sido capaces de acertar con la fórmula de creación sostenible de empleo. El problema viene de lejos. Cuando se inició la Transición y durante alrededor de 20 años, España está anclada en los 11 a 12 millones de empleos pero sin capacidad de absorber la creciente masa laboral (incorporación de la mujer, regreso y llegada de emigrantes?) Será la burbuja inmobiliaria la que hasta 2005 consiga colocar a 20 millones de trabajadores que la resaca de la crisis disminuyo, llevando al desempleo a más de cinco millones,

Las fórmulas para llegar a un mínimo de estabilidad han ido por distintos caminos. En 1984 el Gobierno de Felipe González abrió la mano a la contratación temporal, cuando hasta entonces este modelo de contratación no tenía relevancia. La medida parecía apropiada para ayudar a una economía que empezaba a respirar, pero se convirtió en la puerta por la que penetró la dualidad que legalizó la existencia de dos mercados laborales en España: el de los con contrato indefinido y el de los temporales. Lo que tenía carácter excepcional se convirtió en preferente y tal procedimiento no solo supuso un reparto perverso del empleo sino que sigue impidiendo su crecimiento con el efecto consiguiente de minar la sostenibilidad del sistema de pensiones.

Encontrar mejores fórmulas es el desafío social de ahora.

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