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Historiador y profesor

Arrojar luz

Respuesta a las críticas del portavoz municipal de IU en Castrillón sobre los terrenos de La Lloba

Arrojar luz era uno de los propósitos que nos habíamos planteado cuando comenzamos el trabajo de investigación sobre la Guerra civil en Castrillón, que habíamos presentado para la beca de estudios históricos del concejo. Mi compañero Rubén y yo éramos todavía bisoños en esto de la investigación, pero estábamos decididos a iluminar una parte de la Historia que percibíamos como tabú.

Fue en aquella época cuando apareció la vorágine de la memoria histórica, hijos y nietos de fusilados comenzaban a reivindicar el derecho a localizar los restos de sus desaparecidos. Nuestra primera compra con aquella beca fue una grabadora digital, puesto que uno de nuestros objetivos era recuperar la memoria oral de aquellos sucesos históricos. Pronto comprendimos el profundo trauma que había causado la Guerra Civil entre nuestros vecinos.

Castrillón, sin duda, había vivido con mucha intensidad aquellos fatídicos momentos que significó la Guerra Civil para nuestra sociedad. Uno de los apartados de nuestra investigación se centraba en la represión política, pero ¿cómo abordarla? Nos orientamos por un principio, el respeto a la vida. Eso nos permitió abordar la violencia en la retaguardia republicana así como durante la represión franquista sin tapujos.

No era fácil preguntar por los desaparecidos republicanos, porque el silencio era la expresión más común. Y es que el estado franquista aplicó una ley de terror sobre la población que jamás hubiéramos imaginado. Supimos entonces que los acusados de ser leales a la República eran torturados y en muchos casos, enterrados en fosas comunes. Obtuvimos pruebas y testimonios.

La Lloba era uno de los lugares comunes en aquellos relatos. El viejo falangista nos relataba su odisea por los batallones de fortificación republicana. Habían empezado a fortificar en la Lloba y llegaron hasta Pulide. Era un hombre duro, español de esos de raza, pero en esa entrevista comprendí lo que significó la Guerra Civil. Están ahí, en La Lloba.

En el registro civil del juzgado de paz de Castrillón aparecieron dos nombres, dos expedientes abiertos en los años ochenta. Ambos indicaban la fosa de La Lloba como lugar de enterramiento. El lugar estaba ya señalado y salvaguardado por una asociación de Memoria y con el consentimiento de Fomento en el año 2002. Ese lugar iba a ser una escombrera de las obras de la Autovía del Cantábrico. La loma conocida como La Lloba era una enorme trinchera que respondía a la estrategia republicana de fortificar el Frente del Nalón, construida en el verano de 1937.

Y es que, señor Garrido, por los montes de la Lloba zigzaguea una trinchera y en esa trinchera hay cadáveres, víctimas de la represión franquista. Sí, hay una parte protegida, pero olvidada y no estudiada. Es razonable que, en ese espacio y en los colindantes, antes de llevar a cabo actuaciones, se comprobase e incluso se actuase. IU ha sido defensora de los derechos de las víctimas del franquismo, pero en su concejo no ha movido ni un dedo para esclarecer y ayudar a los familiares a reparar su memoria.

Me asombra su postura de cancerbero, me duele que menosprecie a las familias y a los vecinos. Ustedes prefieren un olvido controlado, una foto y un monolito mal señalado. Yo seguiré arrojando luz sobre los hechos.

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