Las aguas del río Nalón se unieron estos días de manera simbólica con las del Esla en la ribera de Gradefes, esa localidad leonesa donde moran muchos asturianos en estas fechas estivales y donde se encuentran tres monumentos históricos de referencia, el Monasterio Cisterciense de Santa María, del siglo XII, el monasterio en ruinas San Pedro de Eslonza, de la misma fecha, y la iglesia mozárabe de San Miguel de la Escalada del siglo VIII. Una representación arquitectónica de altura y que dice mucho de la importancia en el medievo de este alfoz leonés. Y por Gradefes y Villanófar pasa tranquilo y sosegado el río Esla, ese cauce fluvial notable que nace en las estribaciones del puerto de Tarna, vertiente leonesa en el Sur de la Cordillera Cantábrica muy cerca de nuestro padre Nalón que tiene en la Fuente de la Nalona, vertiente asturiana, su manantial de nacencia.

Dos ríos de importancia geográfica e histórica. El Nalón el más destacado por caudal y longitud de toda la Cornisa Cantábrica y el Esla afluente por la derecha del Duero y el más caudaloso de todos los tributarios que arrastran sus aguas al Atlántico en Portugal. Y el Esla el río Astura de los romanos y quien dio nombre a esta región septentrional que es Asturias sigue ahí llevando sus aguas al extenso regadío de la tierras mesetarias del páramo entre forrajes, avena y girasoles. Y aprovechando la circunstancia del cruce de aguas en las riberas de Gradefes el historiador y jefe de estudios del Instituto de Enseñanza Media de Sotrondio Rogelio García hizo alusión al destacado acto como una afecta reivindicación de dos cauces hermanos que configuraron una realidad social en sus orillas y donde hay un río, apuntó, hay vida, trabajo, sociabilidad y esperanza. Y esta realidad ya fue contada por el historiador romano Floro y más tarde por San Isidoro de Sevilla que nos dejaron soberbios trabajos sobre esos cauces emblemáticos que forjaron en sus riberas un testimonio vivo y fehaciente.

El hermanamiento tuvo mucho de simbolismo y los Amigos de la Cultura del Valle del Nalón, capitaneados por Rogelio García y Manuel Amalio Díaz Barbón quieren a partir de ahora institucionalizar esta actividad interregional y darle una proyección de más alcance. Los contactos están presentes para que los Ayuntamientos del Nalón y los de las orillas de Gradefes y próximos se unan a esta fiesta reivindicativa como una manera de estrechas lazos acuáticos e históricos marcados por dos corrientes de agua que tienen en común ese lugar de nacencia en las estribaciones de Tarna y la misma capa freática. Nalón y Esla ya son dos río hermanos de manera oficial y contando con el apoyo de un grupo entusiasta y amante de la historia que buscan el hermanamiento afectivo de los habitantes de sus riberas. Tras el simbólico encuentro la fiesta y la camaradería conformaron una jornada intensa, de ventura, animada y de buena estrella. Dos corderos a la estaca bien preparados por los lavianenses Tino Chapa y Pancracio Chispitas, regados con vino de la tierra de León Prieto Picudo, Sidra de Viuda de Angelón y bartolos de Pola de Laviana cerraron unas horas de convivencia y sensaciones que a buen seguro se volverán a llevar a cabo el próximo verano. La historia entre aguas.