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El 5 de octubre

El aniversario de la apertura del Banco de Langreo

¿Bodas de oro? No, cincuenta más uno. Este año 2015 se cumplen cincuenta y un años de una posible celebración.

Prometí hace algún tiempo y en este mismo espacio que no volvería a recordar los aniversarios del desaparecido Banco de Langreo, bien por tristeza, por emoción, por desaparición de muchos de sus fundadores, empleados, consejeros o accionistas, teniendo en cuenta igualmente al desaparecido potencial de sus clientes.

Era el año 1964 cuando se abrieron sus puertas en la calle Generalísimo (como así se titulaba entonces, en sustitución de la Carretera General), al lado de la oficina de Correos en Sama. Edificio de planta baja y sin tejado que, bromeando, llamábamos "el Texas bank". Poco duró aquello, porque, creo recordar que en 1968, el banco hizo un edificio en la Plaza de Aguado (o de los Chorizos), esquina a la citada calle del Generalísimo, hoy ya Avenida de la Constitución, y en 1974, unos 10 años después se cambió el nombre de la entidad por Banco de Asturias, con el fin de extender, digamos, su universalidad, y años más tarde absorbido por el Banco Sabadell y unido al Banco Herrero.

¡Cuánta historia! Cuantas vueltas las que dimos muchos de nosotros, unos pocos aun supervivientes, "remando" mejor o peor de un lado a otro. Entonces, en su fundación, hubo jefes y empleados langreanos, otros vinieron de Madrid, uno de Gijón y un servidor de ustedes a los seis meses vino de Oviedo y un mes más tarde, también de Oviedo, el primer botones del banco.

Abre la entidad ese 5 de octubre de 1964 sin Director General, que llega de Madrid en febrero/marzo de 1965, don Juan Etreros Alonso. Poco dura, porque en septiembre retorna a la capital de España, al entonces llamado Banco Mercantil e Industrial, pasando a ese puesto el entonces Interventor don Manuel Martínez Nieto.

Cincuenta y un años pasados, para unos disfrutados y disfrutando, para otros ya descansando en el Valle de Josafat.

Mi recuerdo para todos ellos desde esta meseta madrileña, donde aún puedo y me dejan escribir en LA NUEVA ESPAÑA, periódico que yo titulo de toda mi vida.

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