La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dando la lata

Nosotros

La Tertulia del Contenedor me pide una conclusión tras tantas charlas sobre el futuro de las Cuencas. Y la palabra que me viene a la cabeza es posibilidades. Lo dicen todos, reunimos las posibilidades para prosperar. Lo dicen grandes y pequeños empresarios, deportistas, artistas, intelectuales? O sea, hay territorio, hay condiciones, hay capital humano, hay lo que hay que tener para tirar hacia arriba. Entonces, ¿por qué estamos así? Personalmente, cada vez veo más claro que el problema somos nosotros, incapaces de aprovechar lo que tenemos. De hecho no deja de sorprenderme esa postura tan de aquí de exigir que alguien haga algo, que vengan a arreglarlo, excluyéndonos de esa responsabilidad. No acaba de fijarse en la conciencia colectiva que el futuro de esta tierra está principalmente en nuestras manos, en nuestro esfuerzo. Cuántos habitantes de las Cuencas invierten en ellas, asumen riesgos para crear riqueza y trabajo. Algo nos pasa cuando la mayor parte de los trabajadores públicos de las Cuencas no residen aquí, cuando estudiantes y profesores universitarios prefieren desplazarse a establecerse, cuando los que van y vienen por nuestras autovías pasan de largo. ¿Por qué, reuniendo las condiciones, somos incapaces de potenciar los atractivos de esta tierra?

Y pregunto a mis colegas de tertulia cuántos de ellos estarían dispuestos a invertir aquí. Se ponen de perfil. El otro día me crucé con cuatro mochileros que están haciendo nuestro clandestino Camino de Santiago. Atravesaron Mieres prácticamente sin detenerse. Visto y no visto. ¿Precio de los alquileres de viviendas? ¿Precio de los locales de negocio? ¿Se lo estamos poniendo fácil a los que se plantean establecerse con nosotros? ¿Cuidamos el entorno, el aspecto de nuestros pueblos? Porque los detalles son muy importantes. No tenemos el mar de Gijón; no tenemos la historia -porque literalmente la hemos arrasado- de Oviedo. No somos el chico más guapo del baile, pero podemos ser resultones siempre y cuando no nos presentemos desaliñados y con cara de pocos amigos. Y tengamos presente que los que vienen de fuera pueden preguntarse por qué invertir en las Cuencas si sus habitantes no lo hacen, por qué vivir en las Cuencas si sus habitantes se van, por qué creer en las Cuencas si sus habitantes no lo hacen.

Compartir el artículo

stats