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Mis compañer@s del tartán

Los valores que pueden transmitir los deportistas a la España del pelotazo, la corrupción y el "currupipi mix" del verano

Para un viejo guerrero del tartán con más cicatrices en los isquiotibiales que un gladiador nubio en la espalda, por sus batallas en el Coliseo; torcidos cientos y miles de tacos sobre el tapiz del anillo olímpico, tantos como Katanas melladas un samuray en el antiguo Zipango y habiendo calzado los "clavos" por primer vez, para tomar la alternativa, en una fría tarde de invierno, en el Palacio de los deportes de Uvieu antes que hubiesen nacido casi el cien por cien de los que hoy compiten y anhelan una plaza en Río... Para mí, protagonista de todo lo anterior, hace unas semanas tuvo un regusto especialmente dulce. Se celebró en una de "mis" pistas de pasión, la de Las Mestas, en el Gijón del alma, el Campeonato de España de atletismo. Y aquí se batieron el cobre mis compañer@s del tartán, un ramillete de español@s, independientemente del color de su piel, lugar de procedencia, credo o género que hicieron vibrar a los fanáticos y ocasionales que pudieron beber sus esencias en directo, en vivo o diferido desde cualquier plataforma. Seres humanos que, en el país de los recortes, logran compatibilizar formación personal para el futuro con devoción por el deporte, por eso mi reconocimiento. Todos colegas, l@s asturian@s, conocidos por compartir controles y campeonatos domésticos, en pista cubierta o al aire libre el resto y el resto en su mayor parte amig@s de Facebook.

Son un ejemplo honesto de compromiso con valores de respeto a la competición en buena lid y de camaradería antes y después de la prueba. Virtudes que algunos deberían conocer, aprehender y seguir en este país del pelotazo, la corrupción y el "currupipi-mix" de todos los veranos. Citar una por una todas las individualidades sería una locura y necesitaría miles de columnas como esta, por eso me voy a centrar en varios casos especialmente emocionantes. Y lo haré por orden cronológico para no evaluar su importancia. Vamos allá: Mario Pestano, el discóbolo canario que, con su espalda destrozada por las lesiones, quiso despedirse a lo grande en un campeonato de España y con una merecidísima plata -muy cerca del oro-. Lo mismo hizo el mediofondista Antonio Reina; ambos viejos guerreros del tartán, ovacionados por el público asistente y entre ellos, escondido bajo una gorra, un tal Manolo "Superman" Martínez, medallista en peso en Juegos Olímpicos y campeonatos de Europa y del mundo.

Fuera de las despedidas, un monstruo de la velocidad y las ciencias, Bruno Hortelano, justificó su ausencia en la final de los doscientos metros lisos por molestias en los "isquios" -músculos cabrones dónde los haya para un velocista-. Pero estuvo en la zona mixta esperando a sus colegas para felicitarles, firmó autógrafos, permitió selfies y dejo constancia de que es un grande. Tanto como doña Ruth Beitia, que molida y machacada por su participación victoriosa en la Diamond League de Londres, revalidó título con un maravilloso intento sobre 1,96 metros, entre agradecimientos al público y mostrando siempre ese semblante alegre que la caracteriza. No menos grande el vallista Orlando Ortega, que tras volar sobre el 1,07 metros de los obstáculos en el 110 vallas, agradeció a su familia dispersa por tres países -Cuba, USA y España- todo lo que habían hecho por él. Ciero era, coño, lo que aseguraba sobre la excitación que le producía color azul de las pistas de atletismo. Para el final dejo, en este caso adrede, además de haber sido una de los últimos acontecimientos, el espontáneo homenaje de los decathletas para un compañero fallecido en invierno, Diego Barranco. Lograron desde la recta del cien, con ello, el aplauso en pie del público asistente, otra vez más.

No quiero olvidarme de quienes representaron, con diferentes camisetas a Asturias. De antemano pido disculpas porque seguro que se me escapa alguien. Iñaki Cañal, octavo en los cien lisos; Eduardo Suárez en ochocientos y Cristina Palacios en altura, séptimos; Aldara Álvarez en disco y María Oliva en martillo sextas; Marta Frechilla en ochocientos, Natacha Fernández en "cuatro" vallas y Bárbara Camblor en lisos, cuartas. Finalmente Estela García campeona de España en cien lisos. En relevos Bárbara sería oro con el Playas de Castellón en 4 por cuatrocientos y Estela plata en cuatro por cien con el Valencia Terra y Mar.

Es de justicia agradecer a la organización de un evento tan masivo y complicado de desarrollar a tiempo real su actuación. Real Federación española de Atletismo, Federación Asturiana de Atletismo, jueces de la territorial y voluntarios de equipos de atletismo de Gijón; medios de comunicación y público en general.

En fin, seguro que los resultados, más allá de los meramente deportivos, fueron también, cuanto menos, interesantes para Gijón y Asturias. Habrá que repetir antes de pasen otros 31 años, en atletismo, y quizás en otras disciplinas deportivas, que también forman parte de la cultura. Porque el Paraíso Natural da para mucho. Al menos eso me decían los compañer@s del tartán.

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