Estamos ya inmersos en el -seguramente- mes más consumista del año, con jornadas gastronómicas prácticamente a diario desde hace fechas. Todo ello como aperitivo de lo que viene. No cito ninguna, dado que son tantas que agotaría el espacio.
Algo extendido por toda la región, pero entiendo que nuestros Valles Mineros se llevan la palma.
Dejo ya a un lado lo que se nos avecina con las fiestas navideñas, y toda la parafernalia que conllevan, que si nunca me han gustado, pues este año mucho menos, y algunos de ustedes comprenderán de sobra el motivo.
De todos modos, en puro plano general, resulta positivo que después de varios años instalados en el pesimismo por la situación de profunda crisis, tengo la impresión de que a nivel de calle, sin llegar, ni mucho menos, a las épocas de bonanza, se nota un poco más de alegría en todos los aspectos, aunque aún quede tiempo para llegar "al cacao" de las fechas clave, pero los prolegómenos así lo indican. Estupendo.
El contraste viene por la proliferación de personal que con carteles lastimeros aprovechan el tirón de las fechas. Supongo que muchos de los casos seguramente serán verdaderos, pero...
Contemplo un par de casos un tanto diferentes: persona que por segunda vez pasa por delante de mediana superficie, que expone frutas en su exterior, y que con habilidad de mago coge una manzana, la guarda, y se va, y pienso que este pobre hombre, pese a la nimiedad de la cosa, en momento dado le pueden empapelar, mientras a los ladrones, defraudadores y blanqueadores de millones, no hay modo de meterles mano.
Por contra, persona joven, fija, a la entrada, recibe reconvención de señora, que previa consulta le facilitó ropa limpia, y en perfecto estado, y en cuanto se dio la vuelta contemplo que la tiraba al contenedor, lo que da margen a la desconfianza. Complicado resulta separar el trigo de la paja.
De todos modos, les fartures a tutiplén ya están aquí, así que al que le guste, y pueda, que lo disfrute a tope, pues sabido es que la vida son cuatro días justos, y a veces? ni eso.
