"Indalecio" acabó de "stormtrooper" de manera coyuntural.

No es que tuviera una especial querencia por el reverso tenebroso pero, la verdad, los Jedis le parecieron siempre unos pedantes y un pelín sobreactuados.

Siempre le acompañó la suerte y, el día decisivo, sobrevivió al ataque y destrucción de la Estrella de la Muerte y la onda expansiva lo tuvo dando tumbos con su caza imperial por los confines del Universo hasta que un agujero de gusano, o algún fenómeno similar, lo hizo aparecer aquí, a mi lado, justo en el momento en que me acababan de confirmar que en mi garganta se estaba constelando una fuerza maligna que, de no poner remedio, acabaría con mi estancia en la galaxia.

Una noticia como esa no es una buena noticia.

Que te digan que la solución para salvar el pellejo pasa por perder la garganta y la voz, además de respirar por un nuevo orificio en el cuello, pues qué quieren que les diga, no es plato de gusto ni se le disparan a uno los niveles de optimismo y buen rollo.

Así que, viendo que cada vez me encontraba peor, pues el "alien" dificultaba la entrada de aire en mis pulmones, haciéndome consciente de sus malas intenciones, sólo quedaba asumirlo y de nada iba a ayudar el deprimirse y echarse a llorar por las esquinas.

Contando con el apoyo y el cariño de los míos y de los amigos a los que también considero de los míos, que han demostrado ser más y mejores de lo que esperaba, "ndalecio" decidió hacer suya mi causa y, como habrán comprobado, me acompaña con sus locuras y travesuras por este viaje que nos tocó hacer por las incertidumbres y los temores.

A tanto llegó el desvarío que me dicen que la gente pregunta antes por "Indalecio" que por un servidor. Me da complejo de Dr. Frankestein el poder haber creado un monstruo pero, ahí está, consciente de su fama y sin darse un pijo de importancia.

Salud para todos.