La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi Mieres del Camino

La enseñanza musical, en el centro del corazón

La trayectoria de Verena Menéndez, uno de los pilares de la Escuela de Música de Mieres

Si una inquietud o una vocación parte de los genes a través del dicho "le viene de familia", puede que a Verena Menéndez Álvarez eso de la música, como centro de afán traducido a su deseo de enseñanza, nada tenga que vez con los lazos de cuna. Pero eso no quita para que sus ancestros hayan tenido y tengan calado en la vida mierense. Hija de Celina, del "Café Chus", uno de los troncos más arraigados en el pasado y presente mierense, y de Carlos, de la "Casa de la Radio", hijo de Juan Mori para más detalles, otra de las ramas de fuerte arraigo en la sociedad local, hayan formado una base sólida de apoyo incondicional hacia la culminación de un objetivo de entrega sin límites, en pos de la búsqueda y encuentro con su meta, transformando sus ideales en torno a la música y su enseñanza, como centro idílico de su corazón. Tampoco es de desdeñar su casorio y firme matrimonio con Fernando Llaneza el del Xarricu.

Con semblante risueño no exento de cierto toque de timidez, el encuentro con Verena Menéndez abre, ya de principio, el camino hacia la música. Estudiante de primaria en el Liceo mierense, a los seis años "enfrentó" su reto con el piano en las Dominicas, para trasladarse al Conservatorio de Oviedo, donde alcanzó el grado medio. Más tarde, terminados los estudios de COU, el paso siguiente exigía todo un acto de férrea voluntad. Y eran los estudios musicales superiores en la capital del Principado, meta conseguida, de la mano del profesor Francisco Jaime Patín, y camino hacia adelante.

Como si los dioses estuviesen atentos todo coincide y se inaugura la, por primera vez en la historia, Escuela de Música de Mieres. Nuestra Verena, decidida e ilusionada, se presenta a las oposiciones y saca plaza como profesora de piano, solo con veintiún años. Era 1987 y forma cuadro de educadores con otras cuatro compañeras de Mieres, más otros componentes del cuadro de enseñantes, detalle que indica a las claras, la visión y el arranque humilde del centro mierense en cuanto a aportación local.

Ahora hace treinta años de aquel feliz acontecimiento que habría de abrir puertas a muchas y hermosas inquietudes. Una de ellas, el deseo de expresar, a través de la enseñanza, todo el interés y la vocación por la música de Verena Menéndez, inmersa por completo en la transmisión de sus ideales en torno al piano y al lenguaje musical. De allí comienza a salir el fruto y surgen nuevos valores en la primera faceta con Penélope Aboli, José Ramón Vidal y Paula Rojo, hoy en plena actualidad de la primera línea de intérpretes, en el firmamento asturiano.

Claro que para alcanzar estos éxitos, era necesario establecer nuevos niveles de escala en la escuela. Y todo se abre como un abanico que sitúa, la calidad del profesorado, en una más que estimable altura, hoy dirigido el centro por Roberto Serrano. Y allí, correspondiendo al fuerte tirón vocacional de los alumnos, según palabras de Verena, "se trabaja a fondo y se hace más de lo que se puede". De todas formas es también deber reseñar que hubo épocas de crisis, de serias dificultades, que fue obligado superar, principalmente por la ausencia de alumnado. ¿Viene a ser esto una contradicción con lo anteriormente expresado? Puede que sí. Pero también es cierto que quizá todo podía responder a una especie de descontrol ante la novedad poco vista hasta entonces. Hoy, en plena efervescencia, todo camina por el sendero de la plenitud y la participación.

Como era de esperar la figura y expansión difusora de Verena Menéndez no podía quedarse quieta. Es de recibo que quién vive intensamente una pasión de este tipo, ha de abrir nuevas vías de aportación serena y desinteresada. Hoy, colabora abiertamente con los planes de promoción coral de la escuela, al lado de Reyes Duarte, directora de los movimientos que giran en torno al centro como el "Corín", el "Coro" y el "Corón". Según edades. Verena canta y participa hasta el punto de que se le puede considerar la lugarteniente de la directora. Tampoco es ajena a los talleres orientados hacia bebés que están logrando gran proyección. Y no se "cortan" a la hora de llevar la música a los colegios del entorno primario de Mieres con la variedad de estilos y épocas. El centro de mayores de la localidad es otro de los objetivos, así como el de discapacitados existente en la localidad de Cardeo. Porque, de acuerdo con sus afirmaciones, "hay gente que le gusta la música (díganselo a los bailantes del centro de mayores ) y otros que se entusiasman por estudiar música como vocación personal y salida profesional".

Según discurre el encuentro Verena Menéndez va soltando todo lo que conlleva su inclinación por la música. "Me encanta trabajar en esto - dice - buscando las habilidades musicales de cada uno de nuestros alumnos. Es para nosotros muy gratificante y por ello una debe sentirse agradecida hacia aquellas familias que apoyan la inclinación de sus hijos, y abonan, con su afán, el sacrificio y el esfuerzo de ellos por fomentar esta faceta que, dadas sus características puede convertirse en el punto de partida de un futuro prometedor y sobre todo estimulante".

En toda personalidad definida alrededor de un objetivo, surgen hechos que, a modo de anécdotas, enriquecen el contenido. Y Verena Menéndez puede citar algunos aspectos curiosos y hasta simpáticos que adornan u trayectoria. De acuerdo con sus propias afirmaciones, nunca podrá olvidarse de Ángel Álvarez, el niño de dos años, vecino de ella en la calle Guillermo Schultz que, cuando escuchaba la música del piano, pegaba el oído al suelo y se quedaba como embelesado. Más tarde entró con ella a estudiar en la Escuela de Mieres y hoy día es un gran pianista.

Cuenta la historia que, a pesar de lo que aún se puede considerar juventud en nuestra protagonista, hoy día da clase a una niña de ocho años, los padres de ella fueron sus alumnos y el abuelo uno de los primeros que tuvo en el aula a nivel de adulto. Esto, sin duda alguna, demuestra que algo bien se está haciendo en la villa de Teodoro Cuesta.

Pero aún Verena Menéndez se guarda algo más en su trastienda de colaboración y participación. El grupo "Junior" cuya filosofía ha servido para un trabajo más en esta sección de "Desde mi Mieres del Camino", cuenta con ella, formando en el grupo de amigos que suele reunirse cada semana, tomando por base su sede de Requejo, para montar uno de sus espectáculos, desenfadados pero llenos de alegría y jolgorio. Es una demostración más de que siente muy dentro la música hasta el punto de llenar su vida para siempre. Como cierre del reportaje destaca "como esencial el buen ambiente que se respira entre el profesorado de la Escuela de Música de Mieres".

Y no sería justo silenciar que Verena Menéndez recibió, en 1993, el Segundo Premio "Casa Viena", como distintivo el clarinova de piano eléctrico.

Compartir el artículo

stats