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Arte

Recorridos

Vitor Mejuto y la transformación de sus referencias pictóricas

Vitor Mejuto, en su taller, ante varias de sus obras.

Los cuadros pertenecen al arte visual y reproducen con colores, texturas, perspectivas, formas, luz y oscuridad no solo imágenes que podemos reconocer (personas o personajes, paisajes, objetos, espacios) sino también ideas. Pero no se limitan a "reproducir'"sino también a darnos una interpretación que se plasma en cada cuadro y una invitación a que hagamos lo mismo: interpretar, reimaginarlo todo con nuestras capacidades. La primera vez que vi cuadros de Vitor Mejuto fue en una sala de A Coruña con motivo de un coloquio sobre el encuentro de la pintura con el diseño de moda. Sus obras tenían su origen en patrones de sastre, el Ars Sarcinato: Tratado enciclopédico de sastrería (1916) de José Guitart Besangé concretamente, y me hicieron pensar no tanto en lo mucho que coincidían las formas en los cuadros de Mejuto con las impresas en el libro del sastre que le sirvió de punto de partida como en la distancia que guardaban: aquellas formas pintadas ya no pertenecían a la precisión de un diseño obviamente práctico y unidireccional (como diría Savater: "zoológicas") sino a una imaginación ilimitada y compartida (otra vez Savater: "biológicas"). Son muchos los cuadros de Mejuto que parten o se inspiran en otros cuadros -su colección 'Prado', por ejemplo, basada en obras bien conocidas del Museo del Prado- pero, como él mismo dice, aunque la tentación es pegarse a la obra original, no se puede uno alejar de quien es. Tanto es así que, al mirar cada uno de estos cuadros, uno busca los elementos reconocibles y acaba por volver a los originales con nuevos ojos: una forma, un color, una perspectiva, una composición que sin los cuadros de Mejuto probablemente se nos habría escapado o simplemente nunca habríamos imaginado posible.

He visitado el taller de este pintor dos veces y las dos me he empapado de lo que veía en las paredes y en el suelo: sus cuadros, sus bocetos, sus dibujos, sus "formas necias". Según mirase en una dirección u otra, la poca memoria pictórica que tengo me llevaba a recordar cuadros de Jan van Eyck un momento y, al siguiente, ya estaba pensando en Magritte o en Hockney. Las influencias o la herencia pictórica siempre depende de la memoria visual del individuo y, de nuevo como el propio Mejuto dice, de tu propia temperatura tras ejercitarla mucho: una impregnación lenta y constante que habla más de recorridos que de impactos concretos. Creo que en esto el artista comparte con sus interlocutores lo que la memoria y la imaginación tienen en común: traer al presente lo que está ausente. Cada individuo (pintor u observador) traerá sus experiencias y su sensibilidad al estímulo que sea.

Mejuto acaba de cerrar su exposición "Prado" en Orense. Ahora se está preparando para pasar un tiempo en Brasil trabajando en el taller de Sandra Cinto con quien ya había colaborado con un "libro de artista" cuyas obras se inspiraron en códices y libros de oraciones medievales.

El material de este pintor parece provenir de cualquier época en cualquier sitio y no necesariamente de otra obra de arte. En sus manos este material se transforma y adquiere un significado nuevo y abierto, provocativo en el mejor sentido de la palabra. Quedamos a la espera para ver en qué se convierten sus "formas necias" una vez haya terminado este tramo de su recorrido.

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