La racha de victorias del Sporting tenía que acabar algún día y nada mejor que hacerlo con un empate en el Ramón de Carranza. El equipo, tosco en ataque, mostró su habitual seriedad en las labores de corte y confección, con Sergio y Bergantiños como Pedro por su casa. Y, lo mejor de todo, dejó claro que la capacidad de sufrimiento está en su lista de virtudes. Alabar a Mariño es repetitivo, así que basta y sobra con insistir en que es el mejor portero de la categoría.
Visto lo visto, la imagen más amarga del paso por la tacita de Plata fue la protesta de Jony en el cambio. Al extremo, elegido el jugador más destacado de Segunda en marzo con total merecimiento, los problemas físicos le han robado en parte el mes de abril. Pero conviene ser justo con él porque la protesta respondió en buena medida a la frustración propia de un profesional al que no le salió la tarde como quería. Además, está fuera de toda duda que el cangués se deja la vida por la camiseta, como demostró no hace mucho jugando infiltrado. El gesto fue inapropiado, pero también lo es dramatizar sus consecuencias. Baraja acertó citándolo en su despacho al día siguiente. Los hinchazones siempre bajan con un poco de hielo en el momento.
Para la visita del Albacete cabe esperar igual intensidad que en Cádiz y mayor mordiente arriba. A buen seguro, el regreso de Santos, que promete emociones fuertes desde la peluquería, ayudará. Echándole un vistazo al calendario, un fallo a estas alturas en El Molinón alcanza casi el nivel de delito.
