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Justicia para el complejo más emblemático de Gijón

Sólo queda que los ataques que han recibido algunos símbolos sean reparados para que el conjunto no siga mutilado

La Asociación de los Antiguos Alumnos ha conseguido su objetivo después de una lucha enconada y constante: su querida "Uni" es ya un Bien de Interés Cultural. La Universidad Laboral, tan visible e imponente físicamente desde fuera, como desconocida en su intrahistoria que diría el genial don Miguel de Unamuno en su dimensión más importante: la educativa, intelectual y cultural, es el complejo arquitectónico, escultórico y pictórico más impactante edificado en España en el siglo XX. Cuando Luis Moya concibió la estructura arquitectónica de la Universidad Laboral tuvo como paradigma El Escorial y defendió su clasicismo arquitectónico con el juego combinatorio mediante reglas de un número limitado de formas definidas. Esta visión del gran arquitecto la plasmó Enrique Segura en su obra pictórica que se puede admirar en la Laboral.

La grandeza y la posterior desidia que ha sufrido la Universidad Laboral están relacionadas con aquellas palabras con las que José Antonio Girón anunciaba su gran proyecto educativo para los hijos de los obreros quizá nunca superado: "(?) Vamos a crear una gigantesca Universidad Laboral; castillo de reconquista nueva, donde vosotros, obreros, y sobre todo vuestros hijos, se capaciten no sólo para ser buenos obreros, que es poco, y eso es todo lo que quisieran los enemigos. Vamos a crear un centro enorme, donde además de obreros técnicamente mejores, haremos hombres de arriba a abajo, capacitados para todas las contiendas de la inteligencia, entrenados para todas las batallas del espíritu, de la política, del arte, del mando y del poder. Vamos a hacer hombres distintos, vamos a formar trabajadores dentro de unos españoles libres y capaces. Y vamos a hacer la revolución de los hombres y no la de las máquinas de rendir trabajo. Rendir trabajo es poco, tenemos derecho a rendir Historia".

La Universidad Laboral de Gijón, mi querida "Uni", nació con un pecado original, haber sido mandada construir por el régimen anterior para los hijos de los mineros en particular y para los hijos de todos los trabajadores en general. Durante muchos años desde su fundación fue un edificio querido y estimado por todos los gijoneses, pues era un foco de educación, formación, cultural, artística, deportiva, moral y religiosa. Este origen hasta hace muy pocos años provocó que la Universidad Laboral pasase de princesa admirada a cenicienta abandonada y repudiada. Con ella no se pudo acabar, aunque algunos con su desidia lo intentasen y dieran la callada por respuesta provocando que el paso del tiempo y las fenómenos atmosféricos, especialmente la lluvia, fuese deteriorando sus instalaciones más singulares: la cúpula de la Iglesia convertida en hoguera de necedades, o el mismo teatro, carcomido por las gotas de lluvia. Con ello casi se hicieron realidad aquellos versos memorables del gran y terrible Francisco Quevedo: "Miré los muros de la Uni mía/ si un tiempo fuertes, ya desmoronados/ de la carrera de la edad cansados/ por quien caduca ya su valentía (...)".

Con la declaración como Bien Interés Cultural se hace justicia al que es el complejo artístico más emblemático de Gijón. Sólo queda que los ataques que han recibido algunos símbolos emblemáticos sean reparados para que el conjunto no siga mutilado y cese la furia iconoclasta injusta y reaccionaria.

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