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Profesor de Geografía e Historia

Así, no

El Sporting de Gijón repite errores y Donald Trump desatinos

Tras las 8 primeras jornadas de Liga el Sporting de Gijon está en posición de descenso, luego de haber empezado bien la temporada ganado con autoridad al Athletic de Bilbao. El año anterior también comenzamos bien empatando frente al todopoderoso Real Madrid y después se pasaron muchos apuros para mantener la categoría en la última jornada. Si bien disentía cuando al perder 0-5 en casa frente al Barcelona sin Messi decían que habíamos jugado muy bien, ahora disiento frente a quienes dicen que contra el Valencia jugamos muy mal. Tratando de ser objetivo y hacer crítica constructiva el equipo jugó esta reciente jornada en El Molinón bien en la primera parte contra el Valencia y mal en la segunda. El Valencia tuvo la suerte de marcar en su primer disparo entre los tres palos. Claro que para marcar, además de correr, hay que chutar. No tiene mucho mérito ser entrenador victorioso si tienes a Messi y te fichan a Neymar por 100 millones de euros, o si tienes a C. Ronaldo y te fichan a Bale por otros 100. El sino de los equipos modestos es luchar y sufrir, lo cual no implica que haya que repetir los mismos errores y echar la culpa a la mala suerte o a un error del árbitro. Aún hay mucho tiempo para rectificar. Pero solo con tópicos o generalidades del tipo "hay que estar más enchufados" no arreglamos nada. Analicemos la curiosa situación según la cual el Sporting remata poco a portería contraria y le meten goles con facilidad, mientras que el portero, los centrales y los delanteros son de los mejores del equipo.

¿Entonces qué falla? El Sporting de Gijón tiene tres fallos principales: 1º. Los interiores no dan pases en profundidad a los delanteros y los delanteros no chutan. 2º. Las bandas son un coladero por donde entran los centrocampistas y extremos rivales como Pedro por su casa. 3º. Los delanteros rivales rematan a veces estando prácticamente solos y tranquilos, con los medios centros de espectadores. Hay cosas que se mejoraron este domingo contra los levantinos, sobre todo en la primera parte, en la segunda sobraron el echarse para atrás y la precipitación. Por ejemplo cuando sacaba el portero Cuéllar ya se combinaban los nuestros entre sí y trataban de elaborar la jugada, antes se iban corriendo a juntarse a los rivales y auto-cubrirse. ¿Cómo avanzar? Hay que mejorar mucho las coberturas entre los laterales y los centrocampistas. El fútbol es un deporte de equipo, no de hacer la guerra por su cuenta. No es cuestión de decirle al entrenador Abelardo que cambie a Fulano por Mengano, pues para 10 comentaristas habría 10 equipos diferentes, pero habrá que asociarse mejor (no necesariamente estar más juntos). O ensayar sacar más partido a determinados jugadores, un par de ejemplos. Si Sergio es bueno creando juego pero no cubre al contrario, acaso en vez de medio centro debería jugar de media punta o interior; si no vemos como seguir al rápido "2" del Valencia, pues quizás debería haber jugado Burgui de lateral izquierdo en vez de extremo. Lo que no se puede es estar esperando a ver si el balón entra sin combinar y sin chutar.

Cambiemos de tercio en otro asunto de actualidad, en este caso norteamericano, que merece ser comentado. Se trata de Donald Trump, el candidato presidencial del centro - derecha (republicanos), que en esta cita del 8 de noviembre parece ir de populista y prepotente; demagogia y caudillismo como dos caras de la misma moneda. Tradicionalmente, la política, la campaña electoral y los debates norteamericanos se habían caracterizado por la cortesía. Primero fue su genial ocurrencia de construir un muro entre EE UU y México, que dice pagarán los mejicanos. Y tras los desatinos y retroceso en las encuestas, opta por huir hacia adelante, disparando sin apuntar. Usar como argumento no propuestas políticas sino descalificaciones personales, muy mal, pero peor aún no contra la candidata Hillary Clinton, ¡sino contra sus familiares! Si tiene delitos de qué acusar a Bill Clinton, que los presente en los juzgados con sus pruebas y peticiones. Las dos penúltimas han sido decir que la candidata ha ido drogada al debate, y que las elecciones están amañadas. Esto ya pasa de castaño oscuro. En el caso de EE UU el presidente lo será al mismo tiempo del Gobierno y jefe del Estado, para representar a todos los norteamericanos, sean demócratas, republicanos o abstencionistas. Se puede estar más a favor o en contra de este u otro partido, programa o candidato, pero no es admisible que alguien quiera mandar y sentenciar por ser famoso o multimillonario. Además gobierno no es mando, sino organización y prudencia.

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