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Oviedo, la capital de todos

Mi gato y yo charlamos a menudo. En realidad, a mi me cuesta más comunicar, necesito un buen manojo de palabras para defender cualquier cosa, por nimia que sea. "Texu", que así se llama, lo hace mucho mejor; si le gusta mi planteamiento asiente con levedad; si lo que planteo le parece una "boutade", simplemente se aleja con andares de desprecio. Siempre me dijeron que los felinos son muy suyos.

Pero días atrás, ante mi comentario, puso cara de atención:

-Texu, ¿tu crees que hace falta una capital?

La pregunta iba con toda la intención, porque mi gato es de El Entrego, y sé bien por dónde respiran los de las Cuencas.

Los gatos no hablan castellano, ni asturiano, ni nada, pero en su retina se lee como en un libro abierto. Me di cuenta de que quería saber más, por dónde iban los tiros.

-Me refiero a un lugar donde se concentren los servicios públicos generales. Imagínate la Consejería de Hacienda en Parres, la de Servicios Sociales en Grandas, la de Educación en Peñamellera Baja? Supón que vas a la de Agricultura, que estará en El Franco, para un permiso de algo y te piden un certificado de Hacienda, ¡hala, corriendo para Arriondas! Y el Presidente en helicóptero todo el santo día. Pues así todo.

"Texu" me miraba de forma abierta, con interés, que es lo que sucede cuando en un asunto domina la lógica. Por meras razones prácticas era bueno que todas las consejerías, o los ministerios, o lo que fuese, estuviesen en el mismo sitio. Por eso funcionaban así en la mayoría de provincias y de países. No era una casualidad. Y a esos centros de las administraciones se les llama capitales, que es una palabra, un vocablo; tan guapamente podrían llamarse mancuernas o gasógenos.

La diferencia de analizar cualquier asunto con mi gato a hacerlo con, por ejemplo, mis hijos, es que el primero valora mi elocuencia.

-Bien -proseguí- si sabemos en qué consiste una capital y nos parece bien que exista, solo queda ponerla en el mapa. Apunto una idea, "Texu": capital de Asturias, Colombres.

Vi un toque de alarma en sus orejas y en lo tensa de sus retinas. Me di cuenta del error; dile a un paisano de Santalla de Oscos que para arreglar lo de la beca de la hija tiene que ir hasta Ribadedeva y se empadrona en Lugo al instante, con toda la razón. Por eso lo más práctico era que estuviesen en el centro del concejo, o de la provincia, o de la comunidad autónoma, como en Asturias. Por eso Alfonso II El Casto -que cuentan que lo era porque no habían inventado aún la viagra- puso la capital del reino en Oviedo; no porque fuese del Tenis, ni le gustasen las mulatas del Día de Les Carroces, sino porque tenía que gobernar del Nervión a Finisterre, que hasta ahí llegaban las Asturias.

-Bien, resumiendo -me lanzó telepáticamente "Texu"- está bien que exista una capital y Oviedo está en un buen lugar, pero si no llega a ser porque al resto de los asturianos les viene bien tener las consejerías ordenadinas y a mano ibais guapos; seríais como mucho un conventucu y una fuente. Oviedo no se hizo para los carbayones, amiguín, como pensáis los de aquí, es la capital de todos los asturianos. A ver si nos vamos enterando.

¡Esto de meter en casa un gato de la Cuenca?!

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