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Tiburones

Siempre que abordo el abuso de impuestos y las ocurrencias de nuestros ediles para arramblar con cualquier brote verde, traigo "El viejo y el mar", concebida por Hemingway como una epopeya de energía y voluntad, de triunfo sobre la desesperanza, de exaltación de la tenacidad, de la captura del gran pez y la lucha sostenida contra los tiburones que tratan de apoderarse de la presa fácil; dicen que el pez simboliza el ideal de la humanidad, esa meta que perseguimos y cuando se alcanza, como en las tragedias clásicas, como en la concepción fatalista de los mitos, llega a la orilla deshecho y sólo podemos chupar la raspa, con cuidado de no clavárnosla en la garganta. He ahí la compensación, la respuesta a nuestra intrepidez. Así suelen interpretar esta obra los críticos, y yo, una y otra vez, la asimilo a los impuestos, a los atracos del IBI y de Sucesiones.

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