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La mar de Oviedo

Barberá

Conocí a Rita Barberá en 2006; en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Valencia me entregó el premio de ensayo Juan Gil Albert; además, mandona y controladora de todo, colaboró con la editorial Lengua de Trapo para financiar parte de la edición de mi novela-ensayo, "La conferencia". Por eso la aprecio. Yo no valgo para político, para mí son prioridad los intereses personales, luego los familiares, locales, regionales, nacionales, internacionales y espacio sideral, egocéntrico que soy. En cambio, Barberá demostró altura de miras y apoyó a este praviano. Luego la desorillaron, a saber qué otras injusticias cometió. Dijo Gil Albert, en su poema "Desorillarse", que le edad se ilustra del fantasma de lo que ha sido, y que la vida nos lleva por caminos que no nos pertenecen, que al valiente agotan y al cobarde exaltan, y a fin de cuentas nadie ocupa su sitio. Yo añado: hasta que nos morimos.

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