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La mar de Oviedo

Prostitutas

En Ámsterdam, para que estén más protegidas y sean menos dependientes de guardaízas y rufianes, se abrirá la primera cooperativa de prostitutas; estará constituida por las trabajadoras que anuncian su cuerpo y su menú sexual del día en las vitrinas y mostradores de catorce burdeles del Barrio Rojo. De la misma manera que en 1929 Virginia Woolf publicó "Una habitación propia", clamó para que la mujer tuviera su dinero y su espacio, y habló de esa hermana de Shakespeare que jamás escribió pero que aún vive lavando platos y acostando niños, surge en la capital de Holanda esta cooperativa y con ella la fundación "Nuestra propia ventana", que reivindica y presume de escaparate propio para que nadie se aproveche de ellas, de su degradación, y quede claro que las víctimas son responsables de su vil comercio. Se liberan de sus dueños y siguen encadenadas.

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