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Crítica / Música

Un Génesis de leyenda

Haydn en el ciclo de conciertos del Auditorio

"La Creación" de F. J. Haydn representa, junto a "Las Estaciones", la cumbre del género oratorio en estilo del clasicismo vienés; pero aun siendo una obra de madurez, el gran despliegue de recursos y retórica hunde sus raíces en los grandes oratorios del Barroco. Su interpretación necesita contar con un abanico de artistas de primera línea, que sea capaz de acercarse a la partitura con cierta equidistancia, facilitando el equilibrio preciso entre la orquesta, el coro y los solistas. La figura del director, a modo de gran demiurgo musical, ha de convertirse en una fuerza creadora que sume, al buen hacer interpretativo, la adecuación estilística que el criterio historicista ha ido matizando desde finales del siglo XX y que sepa entender la fuerza dramática, casi teatral, que esconde esta obra.

William Christie es una de las batutas más reconocidas en el ámbito de la música de los siglos XVII y XVIII, toda una leyenda, desde que fundó Les Arts Florissants en 1979. Gran proyecto, que en colaboración con la Juilliard School of Music de Nueva York ha formado a varias generaciones de los mejores intérpretes de la denominada "Música Antigua". La versión de "La Creación" de Haydn ofrecida en el Auditorio Príncipe Felipe ha vuelto a superar con creces lo esperado en un director querido y conocido por el público de Oviedo.

La orquesta, formada en su totalidad por instrumentos históricos, sonó con una gran nitidez y transparencia desde los primeros acordes suspendidos en "La representación del caos" de la "Obertura". W. Christie afianzó la arquitectura compositiva propia del clasicismo con una dirección llena de dinámicas y matices que contribuyeron a enfatizar la dramatización de cada número. Resulta sobrecogedor observar su capacidad para hacer fluctuar al coro y la orquesta, desde el más delicado, casi estático, de los pianísimos a un fortísimo desbordante y sin el más mínimo desajuste, que ya en el "Día primero" sitúa al oyente en el paso de la oscuridad a la luz. Esta precisión se acentuó aún más en los pasajes contrapuntísticos y fugados como la intervención del coro en el nº 26 "La gran obra se ha completado". Un coro, el de Les Arts Florissantsal, al que W. Christie sabe mimar, con gesto casi paternal, cuidando los balances y exigiendo presencia cuando los concertantes así lo requieren, seguro de un conjunto vocal empastado y brillante.

La soprano francesa Sandrine Piau, en los papeles de Gabriel y Eva, mostró una voz de amplio registro y elegante timbre, cualidades a las que une una gran plasticidad dramática contrastando la "angelical" voz de Gabriel en el nº 9 "Ahora los campos presentan un fresco manto" con sus intervenciones como Eva en el sensual dúo del nº 30 "¡Amada esposa! ¡A tu lado!". Es precisamente en este dúo donde la voz del bajo Alex Rosen proyectó una gran flexibilidad; mientras que en el papel de Rafael sonó profunda, rotunda y solemne, pero siempre contenida, en el papel de Adán resultó mucho más provocadora y enérgica y abaritonada.

Tras sus primeros estudios en el Clare College Choir Cambridge, el tenor Hugo Hymas posee un instrumento propio de la tradición coral británica, refinado y nítido, casi frágil, aunque de una seguridad en la línea del canto impecable, lo que le convierte en una voz ideal para el omnipresente papel de Uriel.

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