-Hola Manín, hoy quiero invitate a unos mojitos.

-¡Coimes caracartón! Creí que ya nun te acordabes de mí, vale, pero... no será una de eses liades tuyes.

-No home no, esta vez es una estupenda idea de Paco Currás, Julio Ramos y Roberto Berciano, capitaneados por el batería de Alcotan, Alfredo Fradejas.

-Vale, esos rapazos son gente seria; no como tú. ¿No vas a contame de qué va la folixia?

-Sí home, sí. ¿acuérdeste de aquello que cantaba don Antonio Machín? «Tengo una debilidad...»

-Bueno, ¿vas contámelo de una puñetera vez?

-Sí, aquí va la historia.

Un servidor cree que hay dos clases de músicos. Aquellos que son estrellas del espectáculo, y que viven más del cuentu políticu, y los verdaderos profesionales del directo. Sí, esos que ves y escuchas en verbenas, bodas y en las pocas salas de fiestas que quedan, y que trabayen por cuatro «perres» hores y hores sin saber si al día siguiente tienen otru «bolu». Esa es la historia de un gran músico llamado Nivaldo Rosendo Robert Suárez, nacido el 1 de marzo de 1926 en Guantánamo (Cuba). Justo en la época en que el profesor de música asturiano Armando Orbón ayudase con sus versos a Joseito Fernández a construir y grabar en disco de pizarra su célebre «Guantanamera». Nivaldo tiene ese inconfundible timbre cubano que resulta de meter en una coctelera dos guajiras, tres guarachas, un son, medio bolero y unas gotas del Caribe.

El «negrito» salió de su Cuba natal allá por el año 1958 a recorrer todo el mundo con grandes orquestas como los «Mantecocos», y después de llenar las páginas de muchos pasaportes con los sellos de los países donde actuaba recaló en Madrid. Allí fue donde lo descubrió otro gran músico asturiano, el director de orquesta, saxo tenor y flauta, Andrés Puente García, que en la actualidad regenta Musical Marcos en Oviedo.

Este ovetense conoció a Nivaldo en la sala Los Tres Cerditos en Madrid cuando el guantanamero cantaba y hacía sonar las maracas como nadie acompañado por el Sr. Botafogo, pianista habitual de don Antonio Machín. Andrés aprovechó la ocasión para ficharle y traerle para Asturias con la orquesta «Latin Show». Luego Nivaldo pasaría por varias orquestas asturianas como «Azul Caribe», «Barrio Latino», «Orquesta Principado»..., y hacia el año 2000 formó «Caña brava» con Félix Morales como batería, Juan Plá como bajo, e Isaac Turienzo al piano. Nivaldo era la voz y el tumbao.

Yo le conocí a mediados de los ochenta del siglu pasau. Me llamó el coñón de Pedro Bastarrica a la Cadena Asturiana pa decime: «Oye tú "locutoracu", ¿quieres llevar a la mejor orquesta asturiana de todos los tiempos para que presenten su primer disco en exclusiva?». Y cuando le pregunté «¿qué tal suenen? me contestó aquello de que «si los arreglos son de René de Coupaud y míos, les canciones son de Andrés García y el artista invitau ye Manolo Quirós, ¿cómo quies que suene?» Le dije que me los mandase y a los pocos días aparece por el estudio Chema Rato y me dice que hay una especie de banda de música que se hacen llamar «Orquesta del Principado» esperándome en la planta baja de la Emisora Radio Mar. No entraban en el estudio, así que no hubo otro remedio que hacerles la entrevista sentados en el suelo. Nivaldo se dirigió a mí y me dijo: «¿No hay una silla pa mí?, No es porque sea negro, sino porque soy el mayor de edad, y eso merece silla».

La folixa de hoy en la sala Acapulco es un homenaje en vida a Nivaldo Robert. Una gran fiesta cubana con música en directo, orquesta, DJ y lo mejor de salsa , cumbia, chachachá, bolero, son y... mucho ron. Estoy convencido de que la organización tiene preparadas muchas sorpresas. Así que mamita vamo a goçar y depué de mové e cuepo y cargale uno ronçito, no vamo a casa depaçito.