Teverga, Quirós, Lena, Raquel L. MURIAS

Hace tres años que el Gobierno regional decidió declarar como parque natural al espacio verde que se extiende entre Quirós, Teverga y Lena. Más de 32.000 hectáreas de manto virgen a los pies de Peña Ubiña que el Principado decidió poner en valor. Pero a veces, como en este caso, la decisión burocrática se queda alejada del terreno que pisan sus habitantes.

No quiere decir esto que los teverganos, los quirosanos o los lenenses no sean conscientes de la divinidad de su paisaje, sino que, simplemente, no tenían necesidad de que nadie hiciese oficial un nombre que catalogase a este exuberante ecosistema. Por eso, muchos ni saben que viven dentro de un parque natural, pero no hace falta, porque siempre formaron parte de ese conjunto perfectamente adaptado que consiguió y consigue mantener la naturaleza casi intacta.

El parque natural de Las Ubiñas-La Mesa es el ejemplo de que las buenas costumbres no tienen necesidad de refugiarse en formato de ley, es más, muchos miran con recelo la catalogación de parque natural, no vaya a ser que ahora «se nos llene todo de turistas, con lo que a mí me gusta venir a Quirós y que me despierten las pitas», explica un vecino del concejo.

El cambio aún está por llegar. La declaración de parque natural no ha modificado ni un ápice la vida en estos concejos que luchan contracorriente por mantenerse vivos. Quirós, con poco más de mil habitantes censados, vio descalabrarse su sistema económico en el siglo pasado, cuando las minas de hierro y carbón cerraron sus bocas. Ahora, una vez reinventado, este municipio, situado a cuarenta minutos de Oviedo, aguanta apoyado en la ganadería de carne, en el turismo rural y en la pequeña industria, dedicada fundamentalmente al embutido. Lo que en el siglo XlX era el tren minero ahora es la Senda del Oso, un camino que se empieza y se acaba casi sin inmutarse.

En Quirós abundan los «escépticos naturales», pocos creen en la realidad de este proyecto impuesto desde arriba y es que, de todos los equipamientos y obras que englobaba la declaración de espacio protegido ninguno está en funcionamiento. Las mejoras en los accesos a las zonas rurales y ganaderas, y las oficinas del propio parque siguen a la espera, y en lo único que se ha notado la llegada de la normativa es que algunos ganaderos se han encontrado con que, de repente, tienen el uso restringido a algunas zonas.

Sin embargo, Quirós se levanta tranquilo, acostumbrado a la realidad impuesta desde hace años pero con el bullicio sostenido de los que siguen queriendo vivir en el concejo. En Bárzana, la capital del municipio, los jubilados toman en sol en la terraza del centro de tercera edad, que ahora se va a ampliar, hay turistas comiendo en las terrazas de los restaurantes y bicicletas apoyadas en las vallas de madera. Jano Foggia, de 47 años, lleva 22 años viviendo en Quirós y lleva en su cara el reflejo sosegado de la vida tranquila quirosana. Desde el Ayuntamiento, donde trabaja en la oficina de desarrollo local, calcula las estadísticas de los parados, el doble que hace un año, pero si no fuese por este dato negativo, el resto hace de Quirós un lugar para vivir. La misma percepción del parque natural tienen los teverganos, que tampoco terminan de ver cómo toma forma el proyecto y es que parece que falta un impulso, y falta.

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La declaración no ha modificado la vida cotidiana de los concejos integrados en él