Jaime Ongil, un joven madrileño vinculado a Luanco, resultó ayer vencedor de la I Suelta del pato celebrada en las aguas de la capital gozoniega y enmarcada en las fiestas del Carmen, que hoy llegan a su fin. Ante miles de miradas, el estudiante de 18 años superó nadando a sus doce contrincantes en la prueba que tuvo lugar pasadas las seis y media de la tarde. La competición consistía en alcanzar un corío fabricado en poliuretano con relleno de poliespán que flotaba entre la playa de La Ribera y el muelle viejo. En el momento de lanzarse al agua, los jóvenes desconocían dónde se encontraba el objetivo, aunque pronto orientaron sus brazadas hacia el animal que flotaba sobre una plataforma verde esperando ser alcanzado. Sólo lo lograron tres, el resto se fue quedando por el camino; las fuerzas mermaban con cada brazada.

Tras esta prueba, el mismo entorno luanquín acogió un desfile de artilugios flotantes y una cucaña que reunió a medio centenar de jóvenes. Las tres actividades congregaron a centenares de personas que se situaron a lo largo del muelle para no perderse las singulares actividades.

En la suelta del pato, el esfuerzo le reportó a Jaime Ongil un premio de 50 euros y los aplausos de sus amigos, algunos de ellos contrincantes en la prueba a la que se enfrentaron con euforia. "Fue dura y hubo momentos en que la corriente me llevaba hacia el lado contrario del pato. Pero llegué", señaló el ganador con el ánade en la mano al retornar al punto desde donde se había zambullido minutos antes y recibía constantes felicitaciones.

La suelta del pato -que desde su anuncio despertó gran expectación entre los vecinos- dio paso a otra actividad marítima: el desfile de artilugios flotantes. Catorce embarcaciones de fabricación casera partieron de la playa de La Ribera rumbo al muelle. Sus jóvenes creadores derrocharon imaginación para con maderas, bidones, latas, palés y demás objetos crear desde una caja de sidra gigante a una isla paradisiaca pasando por un coche de choque o una procesión de Semana Santa, los más singulares y que resultaron premiados por un jurado que valoró tanto la originalidad como el trabajo de construcción. Así, los cuatro ganadores fueron: "Esperainos", una representación de la procesión de La Venia que recrea el encuentro entre la Virgen y su hijo; "Asalvajados", un coche de choque que cambió la pista por el mar; "La isla de los Burt", en referencia a la popular familia Simpson, y la embarcación de la comisión de fiestas de Antromero, que construyó una caja gigante de sidra. En su interior, un grupo de jóvenes vestidos con una camisola verde y un sombrero de corcho se habían convertidos en las botellas de la bebida asturiana por excelencia.

Como colofón al triple programa festivo con las aguas del Cantábrico como protagonistas, la asociación Luanco Recuperación Tradiciones montó una cucaña. Cerca de medio centenar de jóvenes mayores de 18 años tomaron parte en la resbaladiza prueba. Los atrevidos participantes se deslizaron sobre un palo de aproximadamente trece metros de largo untado de grasa que volaba sobre el agua. En el extremo del mismo se colocaron unos ramos de laurel que cada competidor debía alcanzar para superar la prueba antes de zambullirse en el agua. Los ganadores fueron Saúl Fernández, Alejandro González y David Menéndez.

Un año más, la villa marinera se asomó a las aguas que la bañan y que durante siglos fueron su medio de vida y sustento. Desde hace cuatro años, la asociación Luanco Recuperación Tradiciones que preside Javier Artime persigue rescatar viejas costumbres como la de la suelta del pato. Pero a diferencia de antaño, el utilizado en el siglo XXI es de juguete. Fani Roso y Bernardo Mancho, dos de los cinco miembros del colectivo asociativo, son sus autores. La preocupación de ambos era que el ánade flotara. El pato luanquín superó con creces la prueba.