Prometió no decir nada, por eso de la nueva "Ley Mordaza", pero vaya que si lo hizo. En uno de los pregones de la Regalina más ácidos y combativos que se recuerdan, José Manuel Fernández no dejó títere con cabeza, ya fuera el antiguo Rey, ya fueran políticos, nacionales, regionales o locales, o personajes de la farándula. Ni siquiera Fernando Alonso, que no acaba de encontrar el acelerador de su bólido, se escapó de los satíricos versos que Fernández pronunció desde la tarima en pleno campo de la Garita. Abarrotado hasta la bandera, el auditorio rió con ganas y aplaudió a partes iguales el discurso, parte esencial de una romería que cumplió 85 años de edad desde que Galo Antonio Fernández, el Padre Galo, la crease para concentrar en una jornada el sentimiento de asturianía y honrar a la Virgen de la Riegla.

"Nun pode falase muitu de la pulítica est'anu, pu lu menus en públicu, qu'anda Raxoi escuitandu", advirtió al inicio Fernández, en faliecha o dialecto de la zona, criticando la nueva ley. Y así, sin querer decirlo pero sin querer callarlo, el pregonero sacó a relucir el sufrimiento de los trabajadores ante la situación actual de subida de impuestos, precarización de los contratos y corrupción. De los anuncios que aseguran que la situación económica está en mejoría, José Manuel Fernández dejó entrever que no se fía en demasía: "La crisis dicen qu'acaba que llueu arreglase'l prublema, peru andamus más apretaus que'l pixama de la Esteban".

Fueron apenas quince minutos de alocución en que nadie salió indemne. Los EREs de Andalucía, Rato y sus tarjetas opacas, los baches de la autovía al paso por la localidad, Villa y los fondos mineros, el caso "Marea" y los sobrecostes del puerto gijonés del Musel tuvieron su crítica correspondiente. También la falta de compromiso de los dirigentes contra la pobreza y la desnutrición, y las ansias independentistas que afloran en las tierras catalanas. Todo sin perder un ápice del humor que caracteriza al pregonero, que lleva doce años en el cargo, aunque aseguró que cedería el turno si existe otro interesado.

Le llegó el turno, cómo no, a los asuntos locales. Fernández no se cortó un pelo por tener al Alcalde, Simón Guardado, entre el público, y reclamó más atención para la localidad de Cadavedo: "Fai tiempu que nunca tuvu cun esti estau d'abandonu, qu'esti anu faltoi bien poucu pa entamar la cacería, ya llegara' vesitanus Xuan Carlus ya la Corina". Una nueva traída de agua, petición recurrente en los últimos años, y un mayor cuidado para el área recreativa se sumaron a la lista de deseos para el regidor, que aguantó estoicamente los comentarios. El más ácido fue en el que Fernández le recordó cómo había subido la contribución, enviando las cartas después de las elecciones. "Asina questa maniobra saliui toda redonda, pañou los votos nas urnas ya cuadrou todas las cuentas", recitó el pregonero, que no olvidó citar las obras que el Ayuntamiento realizó en el pueblo.

La reina del papel couché, Isabel Preysler, y su noviazgo con Vargas Llosa, y los permisos penitenciarios de la Pantoja protagonizaron las estrofas "rosas" del pregón, que también recordó las hazañas en los ascensos del Sporting y del Oviedo; y el fiasco de Alonso, cuyo coche "parez que tien miedu correr, ya na más quier tar nel boxe".

La jornada festiva se inició en el barrio de La Rapa, desde donde partió el desfile con los grupos folclóricos, carros del país, vecinos vestidos con el traje típico y los cuatro ramos, de manzanas, escapularios y alfiladas, el postre típico que se elabora en las casas de Cadavedo siguiendo una receta que, según se cuenta, el Padre Galo copió en Italia. Su sabor dulce y su textura esponjosa las hacen irresistibles, y muchos lograron hacerse con ellas en la rifas de la tarde.

La multitudinaria llegada al campo de La Garita, el imponente balcón hacia el mar que cobija la ermita, se hizo bajo unas finas gotas de lluvia, que la danza prima y los bailes en la procesión ayudaron a espantar y sustiruirla por un brillante sol. El tablao acogió después una impresionante muestra del mejor folklore asturiano.

La jornada sirvió también para entregar el XXII premio de poesía 'Fernán Coronas', que entrega la Sociedad Popular de La Regalina, y que en esta edición recayó en el coañés Moisés Cima. El poeta defendió el uso de la lengua autóctona, destacó la labor del Padre Galo por rescatarla y afianzarla y señaló que sirven, tan bien como cualquier otra, para "escribir literatura universal".

Las últimas palabras de José Manuel Fernández fueron para pedirle a la Virgen de la Riegla trabajo y que baje el paro, para agradecer el esfuerzo de todos los que hacen posible la romería, y para animar a los jóvenes a seguir participando en el legado que el Padre Galo dejó en esta tierra. La despedida fue similar ala de años anteriores, pero no por ello menos emotiva. Tanto que al pregonero se le escaparon dos lágrimas al gritar aquello de "Puxa la Virgen de la Riegla, puxa l'aldeya más guapa, puxa'l Principau d'Asturias ya pa siempre, puxa España".