Madera, un taladro, una sierra, tubos de PVC para las alas y unas ruedas de carretillo "compradas en el chino de La Calzada, que tiene de todo". Con eso, y grandes dosis de humor, "buen rollo" y ganas de cachondeo, cinco amigos de la infancia de Gijón se han embarcado en la aventura planteada por el Día de las Alas, la loca competición en la que treinta equipos lanzaran sus artefactos caseros al mar del Puerto Deportivo para ver quién es capaz de volar más metros. Y, gracias a este grupo, el escudo del Sporting "despegará sin retorno".

Porque estos cinco gijoneses que ya superan la treintena -Víctor Piñera, Israel Arias, Héctor Pérez, Rodrigo Fernández y Eliezer Ortego- comparten su sportinguismo y, haciendo gala de la socarronería gijonesa, se han inspirado en aquella frase tan comentada que suscribió Javier Fernández -actual presidente del Sporting- en una entrevista publicada por LA NUEVA ESPAÑA: "El Sporting ha despegado hacia el crecimiento sin retorno". Y, efectivamente, el escudo rojiblanco saltará desde la rampa que se instale en el Muelle para zambullirse en el agua y no volver.

"La primera idea fue hacer un 'Elogio' con alas, pero era demasiado complicado y pensamos en el escudo del Sporting. Por aquel entonces estábamos a punto de bajar a Segunda, y cada poco recordaban en twitter la frase de Fernández. Era perfecto. Es gracioso, nadie se puede enfadar por esto", recalca Víctor Piñera, capitán del equipo, quien se enteró de que el Día de las Alas llegaba a Gijón a través de este diario.

"Lo leí y pensamos que molaría ir a verlo. Pero luego recapacitamos: más que verlo, molaba participar. Mandamos el email y nos enviaron una caja con dos red bull, lápices y libreta. Dibujamos nuestro proyecto y nos seleccionaron entre más de doscientos", cuenta Piñera, que incluso ha pedido al Sporting que les ceda camisetas del año pasado para tirarse al mar el 3 de septiembre. La complicidad con sus compañeros ha sido una asignatura fácil. "Nos tenemos calados los unos a los otros, y sabemos los puntos fuertes y de qué pie cojea cada uno", asegura. No tan fácil fue el diseño. "De ingeniería, cero patatero. El único de nosotros que estudió ingeniería se metió a guardia civil. Con no caernos nada más despegar, nos vale", aclara Piñera, que tiene claro que "lo que presta es vivir esto desde dentro, los organizadores nos pagan un hotel y tenemos una fiesta después del evento". Eso sí, saben que no pueden haber bebido en exceso en el momento de lanzarse. "Prohíben tirarse borrachos, pero de resacosos no dice nada", bromea el capitán de "Despegue sportinguista", equipo gijonés que tendrá 29 rivales en la loca competición de Red Bull y que pondrá alas al escudo rojiblanco.