"En mi equipo los franceses defienden el queso, los vascos el txacolí, y yo como asturiano defiendo una de nuestras señas de identidad, que es la sidra auténtica". El ciclista Iván Cortina dio ayer, como embajador de este año, el pistoletazo de salida a una nueva edición de "Gijón de sidras", que se celebra en 45 sidrerías de la ciudad, con 42 palos distintos de la bebida autóctona por excelencia, hasta el próximo 15 de octubre. "Durante el año no puedo permitirmelo mucho, pero ahora en vacaciones aprovecho", resaltó ayer Cortina, mientras escanciaba un culete en la sidrería "La Fueya", en el barrio de La Arena, en la jornada inaugural.

"Una fiesta en torno a la sidra es una fiesta de casa, y ser un embajador es una pasada", destacó el joven ciclista, que ha vivido uno de sus años más destacados, con escapada y disputa de la victoria en la etapa de la pasada Vuelta a España con final en Gijón.

El festival cuenta entre sus atractivos con un "Sidrobús", que permanecerá activo los días 6, 7, 11, 13 y 14 de octubre, de 20.00 a 24.00 horas, para hacer una ruta con once paradas para acercar al público a las sidrerías participantes.

La novena edición de este festival, que cada año goza de mejor acogida entre el público, tiene establecidos precios de 2,70 euros por una botella, 3,70 euros por una botella de sidra y una cazuelina de tapa y 4,70 euros por una botella y una cazuelona. "Para los que trabajamos en el chigre es una fiesta importantísima, porque hacemos y trabajamos con el producto que más nos gusta, porque con la sidra vamos al fin del mundo", comenta Tomás Borge, de la Fueya, galardonada el año pasado como la mejor sidrería. "Es una fiesta espectacular. La sidra es una bebida de compañía, que es lo que la hace diferente, porque una botella en un grupo se bebe en un momento. Es una bebida de alterne y comunicación", añadió.

Ni el cambio de estación acaba con uno de las estampas míticas en Gijón, la de disfrutar en los chigres. Y así hasta el 15 de octubre.