Si hace unos años era impensable decorar una habitación en tonos negros, la tendencia actual es utilizar cada vez más este color ligado a lo oscuro en decoración, en especial combinado con el blanco.

Los expertos en decoración consideran que el binomio blanco y negro, típico de los años 20, es siempre una apuesta ideal y segura en decoración que nunca pasa de moda.

La cadena de tiendas de decoración sin obras Decopraktik presenta cinco ideas prácticas, rápidas y sencillas para decorar tu hogar combinando el blanco, sinónimo de luz, pureza y amplitud, con el negro que aportará elegancia y sofisticación a cualquier estancia. El resultado de una decoración bicolor en blanco y negro es un estilo elegante y distinguido.

Pintura

La primera idea es decorar el salón con pintura blanca y pintar de negro una o varias paredes. Debemos tener en cuenta que el blanco debe predominar, logrando un equilibrio entre ambos tonos. El contraste la convertirá en una estancia de estilo sobrio. Se desaconseja pintar los techos en negro para no producir sensación de agobio.

Revestimientos de pared

La segunda sugerencia se basa en pintar en blanco y colocar un revestimiento de pared de pvc de color negro en la parte inferior de toda la habitación. Podemos separar ambas zonas con un listón de madera de otro color que dará un toque rompedor y alegre a la estancia.

Parquet

La tercera opción es pintar las paredes blancas e instalar una tarima flotante de madera natural de color negro. Si queremos dar calidez al ambiente es conveniente acompañar la decoración con accesorios de algún color o simplemente adornar con plantas naturales.

Papel pintado

La cuarta posibilidad consiste en decorar la habitación en blanco, puertas, paredes, etc. y decorar gran parte de una pared con papel pintado de diseño en tonos blancos y negros. La decoración tipo mural tiene un fuerte impacto visual y da una gran personalidad a la estancia. Una gran alfombra blanca nos aportará calidez y originalidad.

Puertas

El último consejo es decorar una zona de paso en blanco: paredes, techos, suelos, zócalos, cornisas, etc. y pintar todas las puertas de interior en negro. Podemos incluso optar por el negro a la hora de elegir nuestra puerta de entrada. Sin duda, el contraste impregnará el recibidor de luminosidad y de personalidad.