David Serrano (Madrid, 1975) es el director de la comedia dramática "Cartas de amor", un espectáculo leído por los actores Miguel Rellán y Julia Gutiérrez Caba cuyo estreno nacional acoge esta noche (22.30 horas) el teatro Palacio Valdés. Pero Serrano es mucho más: ha dirigido tres musicales, ha escrito las mejores comedias de los últimos años y ha elegido Avilés para presentar casi todos sus proyectos teatrales: "La venus de las pieles", "Buena gente", "Lluvia constante". Anuncia nuevo montaje para la primavera del año que viene: "Los universos paralelos", con Belén Rueda y Malena Alterio. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en la terraza del bar Lord Byron, a un paso del odeón local. En nada comienza el ensayo general.
-¿Qué tenía "Cartas de amor" para que se lanzara a su producción?
-Lo de siempre: me la leí, me gustó, me lo pasé bien. No hay que darle muchas más vueltas. La mayoría de las que leo no me terminan de convencer y las que sí me convencen es por razones variadas. La verdad es que son muy diferentes las unas de las otras. Me la leí, me lo pasé muy bien, me emocioné, me pareció que tenía un final muy bonito: los cinco o diez minutos de la función son preciosos, muy sorprendentes. Pensé que era un reto hacer una lectura. Así que, por un lado, la novedad de hacer un género que nunca había trabajado y, por otro, un texto con unos personajes muy ricos. Me gusta mucho la comedia americana de los setenta y los ochenta, esa que mezclaba la comedia y el drama, que hablaba de personajes muy reconocibles, con mucha ternura.
-Se está forjando una carrera teatral muy extraña a diferencia de la suya en el cine: más unívoca.
-En teatro tú puedes conseguir levantar los proyectos y en cine no. En cine necesitas una cadena de televisión, un productor y una emisora de pago que te apoye... He levantado las obras que me gustan, en cine me gustaría pasar por el thriller, el suspense... Es complicado que en cine me ofrezcan hacer un thriller.
-Y tiene en su haber "Lluvia constante".
-Claro, pero la levanté yo con ayuda de Ana Jelín, que es una productora que hace que estas obras tengan salida. Los proyectos teatrales, dentro de lo que cabe, son asumibles... porque con el 21 por ciento de IVA también es muy difícil ganar dinero con el teatro. Sin embargo, puedes llegar a levantar el proyecto sin pensar en los beneficios. La diferencia entre cine y teatro es la libertad que te da trabajar con presupuestos más bajos. No es lo mismo levantar 120.000 euros que tres millones.
-Hablemos de cine.
-No creo que haga muchas más comedias en cine: me encuentro saturado, acudiendo a trucos que reconozco míos. Me empiezo a repetir como escritor de cine: debería intentar el salto a otros géneros en los próximos años.
-¿Y ahora qué hace?
-Ahora voy a hacer una última comedia... si es que me dejan. Y luego ya intentaría dejar las comedias. Por lo menos durante unos años. Tengo ideas para escribir un thriller de investigación y también un drama histórico. No sé si me dejarán dirigirlos, pero escribirlos lo haré.
-Elige obras de otros autores, pero no se arranca usted como dramaturgo.
-Lo que me da el teatro es que trabajo con unos textos buenísimos, es como si me dijeran que tenía que dirigir una película escrita por Aaron Sorkin. La dirigiría seguro. Selecciono las obras que hago y eso trae consigo que pueda trabajar con los mejores de los últimos treinta años. O los que yo creo que son los mejores. No me he puesto a escribir nada propio. Supongo que algún día lo intentaré. Lo extraño es que he escrito tres musicales, pero es porque me los han encargado. Lo raro es escribir musicales. Me parece tan rico dirigir estos textos que no sentí la necesidad de lanzarme a escribir algo propio.
-¿Cómo es dirigir a Miguel Rellán y a Julia Gutiérrez Caba?
-Cada actor es diferente y, con los años, lo tengo más claro: me tengo que adaptar a ellos. Cuando los actores son buenos, el director trabaja menos. Considero que los actores son piezas creativas del espectáculo.
-¿Qué importancia tiene Avilés para usted?
-"Cartas de amor" es la cuarta que dirijo aquí. Y he dirigido cinco. En el Palacio Valdés se trabaja muy a gusto, las cosas como son. Otros teatros querían este estreno, pero preferimos venir a esta ciudad.
