Una de las palabras con las que últimamente nos estamos familiarizando es “resiliencia”. Esa, según la definición del diccionario, “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.

Acudiendo al refranero, sería ir un paso más allá del “al mal tiempo, buena cara”, y, ante la adversidad que nos toque vivir, no solo asumirla, sino también adaptarnos a ella, y seguir evolucionando en nuestra relación con nosotros mismos y con el entorno.

Ante la situación tan adversa, compleja y volátil como la actual, todos estamos a prueba, a nivel individual y colectivo. Y el tiempo y el estudio de sus múltiples aristas dirá cuántas de nuestras opiniones, predicciones y decisiones fueron acertadas. Y cómo de resilientes fuimos.

Nadie conoce el futuro, y menos a nivel de local y regional. Pero sí podemos reflexionar sobre él teniendo en cuenta el presente, y el pasado. En base a nuestras características, si podemos hacer el ejercicio de proyectar escenarios de cómo se podrán comportar los acontecimientos.

Entre las reacciones que frecuentemente he observado en las reuniones con compañías aéreas cuando les mostramos las características de nuestra región es la sorpresa. Sorprende, por ejemplo, descubrir que el primer peregrino a Santiago de Compostela fue un rey asturiano, y que el origen histórico de esa ruta milenaria se encuentra precisamente aquí, en su camino primitivo con origen en Oviedo. Sorprende, por poner otro ejemplo, que Asturias cuente con más del 20% de su superficie protegida como espacio natural y con hasta 7 Reservas de la Biosfera.

Y esa misma reacción, de sorpresa, he podido vivir en primera persona, y comprobar en muchas personas, del ámbito personal y profesional, al conocer y convivir con sus gentes, patrimonio, rincones, empresas, proyectos, desarrollos, instalaciones, equipamientos y servicios.

En mi opinión, Asturias cuenta con una probada resiliencia. Muchos han sido y son los retos a superar. Y nuestra región sigue ahí, ofreciendo un verdadero Paraíso Natural, entorno de múltiples experiencias y oportunidades.

Quizás el primer paso para que se conozcan todas nuestras potencialidades sea contarlas. A un amigo, a un familiar, a un compañero, a un socio, a un cliente... En la época de las redes sociales y de las tecnologías de la información no solo no podemos, tampoco debemos quedarnos con nada solo para nosotros mismos.

Una vez contado, seguro que se suscitan las ganas y, por qué no, la necesidad de venir a conocerlo más. De entrar en contacto, de comprobar que en realidad existe un destino como el nuestro.

El aeropuerto ha hecho un tremendo esfuerzo para que así sea, en coordinación con todas las compañías aéreas, entidades, administraciones, fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado y empresas que desarrollan su labor en el aeropuerto.

En primer lugar, manteniendo en todo momento nuestras condiciones de disponibilidad operativa. Incluso en los peores momentos de la pandemia, mantuvimos una conexión regular con Madrid, y un “goteo” de vuelos que se programaban y operaban a demanda. Y siempre tuvimos que estar preparados para los cambios que se iban produciendo en la oferta, en diferentes contextos de movilidad.

En segundo lugar, desarrollando las inversiones previstas de modernización de nuestra infraestructura, tanto en sus instalaciones aeronáuticas como en el área terminal de pasajeros. La pista de vuelo, aparcamiento de vehículos, sistemas de climatización de la terminal, los aseos... han sido renovados para preparar al aeropuerto para seguir evolucionando y creciendo.

Y, cómo no, dando respuesta a la pandemia. Con el reciente reconocimiento del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) a través de su programa Airport Health Accreditation (AHA), de certificación de las múltiples medidas adoptadas en respuesta a la pandemia, hemos adaptado las infraestructuras actuales y los procesos aeroportuarios de manera que el paso del pasajero por nuestras instalaciones sea seguro.

En sintonía con las recomendaciones de las autoridades sanitarias y aeronáuticas, nacionales e internacionales, y de la mano de las medidas adoptadas por las compañías, y resto de agentes del transporte aéreo, contribuimos así a que la reactivación de nuestros quehaceres y de nuestras diferentes necesidades de viaje sea poco a poco una realidad.

Ya lo estamos viendo. Todavía no con el alcance y desde todos los sitios que nos gustarían. Pero Asturias vuelve a ser origen y destino de viajes. Y así, una vez más, demostramos a nuestro entorno, y nos mostrarnos a nosotros mismos, nuestra resiliencia.