“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. La ya manida frase de Gramsci orbita en torno a las reflexiones que hace el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, sobre la transición entre la vieja Asturias y la nueva. “En la sociedad asturiana, y en la clase política, conviven las dos Asturias. La Asturias que sigue paralizada, anclada en ese marco mental que piensa que sin empresa pública no vamos a crecer. Eso les hace funcionar en viejos marcos muy agarrados a un pasado que nunca existió. Es un bucle melancólico, como decía Juaristi. En el País Vasco habrá ese bucle melancólico pero, sobre todo, lo hay en Asturias. Y la propia Universidad está viviendo el impacto de ese tipo de bucles, donde se habla de una historia que nunca existió en realidad. Creo que eso contagia a un entorno social, cada vez menor, y también a un entorno político. Pero también es verdad que hay un entorno social y político más joven, que aún es minoritario, que está mirando al futuro en vez de mirar al pasado. Se han escapado de ese bucle melancólico lastrado por la nostalgia de un pasado que nunca ha existido”. Villaverde, mirando la opinión pública expresada en los medios de comunicación, ve “dos discursos”: “Hay un discurso muy pesimista, de que todo se desmantela, de que todo se deslocaliza y de que nadie defiende a Asturias en este proceso. Sin embargo, hay otro discurso paralelo que está consolidándose en empresas y iniciativas sociales de una fuerza enorme. El problema es que la vieja Asturias, con ese bucle melancólico, en ocasiones asfixia a la nueva Asturias que quiere emerger y provoca que sus protagonistas acaben optando por marcharse de Asturias”. Villaverde no lo dice, pero podrían ser los “monstruos” a los que aludía Gramsci.

Jaime Izquierdo, Comisionado para el Reto Demográfico, hace una reflexión parecida cuando alude a este momento que vivimos, un interregno entre dos eras. “En ese tiempo, en ese momento histórico en el que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer, el ejercicio más complejo consiste en evitar que los obstáculos estructurales, y algunos comportamientos inmovilistas y extorsionistas, se carguen las todavía débiles y emergentes oportunidades que desde los lugares más dispares promueven emprendedores que están poniendo en marcha ideas y proyectos que conectan a Asturias con las nuevas tendencias”. Izquierdo reivindica que “hay que fijarse en esas iniciativas locales de cambio, apoyarlas y replicarlas. La nueva Asturias tiene que desarrollarse, en una nueva relación campo-ciudad, de forma dialógica con el pasado, una expresión muy del gusto del antropólogo cultural Adolfo García, porque, sobremanera en el medio rural, muchas de las oportunidades del futuro pasarán por una actualización inteligente de los recursos locales y la cultura del país y, a la vez, tiene que apostar por la innovación”. Para Jaime Izquierdo la solución de Asturias es la misma Asturias, “una región atractiva por muchas razones. Somos lo que somos y tenemos que aprender a hacer de la debilidad virtud y convertir los aparentes obstáculos en potencialidades”.