Rogelio regresa al concejo donde había demasiados niños para tan pocos colegios

El primer alcalde de la democracia de Castrillón repasa la evolución de un concejo que, a finales de los años 70, apenas tenía servicios públicos y se le reventaban las costuras por la llegada de nuevos residentes y una elevada natalidad

Rogelio Alonso, en la playa de Salinas, con los Gauzones al fondo.

Julián Rus

Eduardo Lagar

Rogelio Alonso, primer alcalde de la democracia de Castrillón Nacido en Páramo del Sil (León) en 1944, se convirtió en 1979 en el primer alcalde demócrata de Castrillón por el PSOE y ocupó el cargo durante dos mandatos.

Castrillón celebra sus 800 años de historia, desde la firma en 1222 del documento que fundaba el "Alfoz de Castrilyon", como una donación del rey Alfonso IX a García González de Candamo, maestre de la Orden de los Caballeros de Santiago, al parecer por la asistencia prestada en el muy sangriento asedio de Cáceres. Hace, por tanto, ocho siglos que nació un concejo que actualmente goza de la tercera mejor renta familiar disponible de Asturias y que casi ha triplicado la población que tenía en 1950, todo al calor de la industria propia, con Asturiana de Zinc al frente, y del desembarco de Ensidesa. Su gran "boom", su renacimiento poblacional, se produjo entre los setenta y ochenta del pasado siglo XX. El alcalde entre 1979 y 1987 fue el socialista Rogelio Alonso Rodríguez, que hoy tiene 78 años y echa la vista atrás para describir cómo era Castrillón en aquel arranque de la democracia:

"Quienes, en abril de 1979, asumimos responsabilidades en la primera Corporación democrática de Castrillón, nos encontramos con un concejo muy dinámico urbanísticamente, pero con unos servicios básicos sumamente deficientes: hubo que dar una solución definitiva de los inveterados problemas de falta de agua potable; poner en marcha grandes obras de saneamiento; generalizar el servicio de recogida de basuras y extirpar cientos de vertederos incontrolados; fue necesario superar también las deficiencias en materia de planeamiento y gestión urbanística, urbanizar todas las calles y pavimentar los accesos a los núcleos rurales; dignificar el consultorio médico de Piedras Blancas y crear uno nuevo en Raíces".

"Salinas era localidad con mayor desarrollo urbano. Primero destacó por su uso turístico y a partir de Ensidesa por el uso residencial, impulsado por el plan urbanístico de 1967. A finales de los años setenta Piedras Blancas se suma también a ese desarrollo urbano, lo que multiplicó la población del concejo. En diciembre de 1950, Castrillón tenía 8.090 habitantes, una década después había 11.871 habitantes y en 1980 llegó a 20.424 personas. En 1979, sin embargo, solo había en el concejo un único consultorio médico, en un bajo de 73 metros cuadrados. Diariamente niños y ancianos se amalgamaban en su única sala de espera, hasta que, saturada, los últimos en llegar tenían que esperar fuera del local, en la acera. No había ni de pediatra, ni urgencias".

"En mis ocho años de alcalde, el primer cambio que se produce es en el suministro de agua potable. En 1979, el agua que recibíamos en nuestros hogares era del Narcea y sin depurar, captada del canal de Ensidesa en el sifón del Foxaco, en Pillarno. Esto nos exponía no solo a una intermitente turbidez del agua, sino a gigantescos problemas como el que nos estalló en noviembre de 1980, cuando por las obras en el embalse de Soto de la Barca el concejo quedó sin agua potable durante un mes y el Ayuntamiento tuvo que abastecer a la población con cuatro camiones cisternas facilitados por Avilés. Pusimos en marcha las obras necesarias y desde entonces Castrillón tiene resueltos los problemas del abastecimiento de agua para un montón de décadas. La nueva arteria de 5 km desde La Lleda y el túnel de 230 metros bajo El Caliero permiten traer agua de Cadasa para 40.000 personas".

"El saneamiento era otro servicio indispensable para un concejo con grandes recursos turísticos, con siete playas. Pero cuatro de ellas estaban afectadas por vertidos sin depurar del alcantarillado urbano y fueron obras que se hicieron en los dos primeros mandatos. En la tercera Corporación democrática, presidida por Ricardo Ulpiano, se acometerá otra importante obra de saneamiento, que financiará la Unión Europea: la renovación total del viejo alcantarillado de Salinas, instalado entre 1932 y 1933".

"En 1979 los daños en el medio ambiente no solo provenían de las deficiencias en el alcantarillado y la depuración. El servicio de recogida de basura diariamente solo se prestaba en Piedras Blancas, Salinas y Raíces Nuevo, y solo una vez a la semana, en Arnao. Se desarrolló un plan para llevar el servicio a los más de 40 pueblos del concejo. Y se retiraron centenares de camiones de basura, acumulada durante décadas en cientos de vertederos incontrolados".

"Una de las realidades más dolorosas para las familias modestas quizá fuera el déficit de plazas escolares en los niveles de EGB y de Preescolar que padecía Castrillón. En 1979 solo existía en Piedras Blancas un único colegio de EGB, el de Campiello, en el que ya no cabían los 1.012 alumnos matriculados. En el curso 78-79 hubo que habilitar tres aulas prefabricadas fuera del recinto escolar. En poco tiempo conseguimos la cesión gratuita de los 23.000 metros cuadrados donde el Ministerio construiría dos nuevos colegios, a poco más de medio kilómetro de distancia de la Casa Consistorial. Pero hasta la construcción del primero de esos colegios, las aulas prefabricadas instaladas tras el cuartel no eran suficientes para acoger el gran incremento de los niños. O los dejábamos sin escolarizar, o nos metíamos en una espiral creciente de habilitación de aulas provisionales utilizando todos los edificios disponibles. Fue esta la opción que adoptamos. Yo les prometí a los padres que, antes de que un solo niño quedara sin escuela, convertiría en aula el propio despacho de la Alcaldía".

ROGELIO ALONSO, PRIMER ALCALDE DE CASTRILLON DE LA DEMOCRACIA, EN SALINAS

Rogelio Alonso, en la playa de Salinas / JULIÁN RUS

"Las deficiencias eran particularmente graves en el planeamiento y la gestión urbanística. Raíces era la zona más castigada. En Raíces cuando hablabas con los niños, odiaban el barrio, decían: ‘Tenemos que irnos de aquí porque esto es la miseria’ Era tremendo. Ahora ha quedado un barrio hermoso, pero era un barrio obrero de más de 2.000 habitantes en donde no había ni una sola calle urbanizada, y, en alguna de sus calles, ni siquiera eran públicos los terrenos que ocupaban".

"La única localidad completamente urbanizada era Salinas. No obstante, consiguió mejoras incalculables, como el impedir que se siguieran construyendo torres en primera línea de la playa, mediante la nueva reordenación de volúmenes en el plan parcial que la constructora Concasa tenía ya aprobado a partir de los Gauzones. Esa adaptación la discutimos con Asturiana de Zinc, Playasa, Concasa y Banesto, propietarias de los terrenos afectados. Eran más de un millón de metros cuadrados. En marzo de 1982 firmamos un convenio urbanístico por el que pasaban a propiedad municipal, entre otros, los 18.400 metros cuadrados de la península de La Peñona y medio millón de metros cuadrados del Espartal, entre Salinas y San Juan de Nieva. Con ese convenio recuperamos el 41,50% del arenal, cuya expropiación por la Real Compañía Asturiana de Minas, por 12.000 reales de justiprecio, se había tramitado entre el 1854 y 1855".

"En el urbanismo tuvimos una suerte tremenda con el arquitecto municipal, Enrique de Balbín, que había trabajado siete años en Madrid en un consorcio de 28 ayuntamientos en temas de planeamiento y gestión urbanística. Era una eminencia. El perfecto diseño de la capital del concejo, Piedras Blancas, es fruto de planeamiento. El plan de 1965 hacía terminar las calles en fondo de saco, enfocándolas hacia el terreno rústico colindante. Tras la urbanización de la calle Gijón y de la Avenida Principal prácticamente todas las calles enlazan unas con otras, desembocando el tráfico en una especie de circunvalación que permite recorrer la villa de una punta a otra sin congestionar el centro".

"Yo creo que hoy las relaciones entre los vecinos de una y otra localidad, entre los de Salinas y Piedras Blancas, son cada vez más estrechas. Están favorecidas por su proximidad, un kilómetro y medio, y por sus vías de comunicación, sobre todo por las peatonales: la acera habilitada en la antigua nacional 632, convertida hoy en avenida urbana y la senda paralela al río Raíces. A lo largo del día cientos de vecinos se desplazan de una localidad a la otra. Creo que el futuro del concejo, como ocurre en el presente y ocurrió en el pasado, estará íntimamente ligado no solo a su propio desarrollo, sino también al de los otros cuatro municipios de la comarca. Crisis industriales como la de Alu Ibérica nos afectan de lleno, pero el éxito de otras empresas de tecnología renovada, así como el auge del turismo, nos infunden nuevas esperanzas".

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En Castrillón se abrió en Arnao, en el siglo XIX, el primer pozo minero de Asturias. Es un concejo marcado por la industrialización. Así lo cuenta Rogelio Alonso:

«En la Mina de Arnao, los cinco trabajadores que el 20 de diciembre de 1833 comienzan a efectuar labores preparatorias se convierten en 130 en 1835 y, un año después, ya eran más de 200. En un concejo eminentemente rural como Castrillón entonces, miles de trabajadores compartieron en esa mina, en sus 81 años de existencia, hasta ser engullida por el mar en 1915, los valores de fraternidad y solidaridad de la mina. Quien no conozca el trabajo en las minas no puede ni siquiera imaginar las relaciones no solo de estrecha amistad, sino también de fraternidad que surgen de modo espontáneo en un colectivo que vive durante muchas horas encerrado en ellas. Lo primero que constata ese colectivo es que, cuando llegan los peligros, la solidaridad mutua es lo único a lo que pueden agarrarse».

«Esos valores los hicieron también suyos sin duda quienes, en abril de 1855, inician una nueva actividad industrial, en la Fábrica de producción del zinc recién construida en Arnao, que convertirá a la Real Compañía en una multinacional. En la actividad de esta Fábrica se produjo una novedad beneficiosa para la modernización del concejo. La mina no necesitaba trabajadores belgas; solo personal directivo. Pero la fábrica necesitaba imperiosamente traer de Bélgica numerosos trabajadores especialistas en la metalurgia del cinc. Muchos de estos especialistas se integran en el municipio, convirtiéndose en líderes sociales de prestigio».

«A mediados del siglo XX, otra empresa que tendrá gran influencia en el desarrollo del concejo es Ensidesa. En el pleno de diciembre de 1955 la Corporación constata ‘el inesperado crecimiento que está provocando la implantación en Avilés de la Empresa Nacional Siderúrgica’. Si en 1950 Castrillón tenía 8.090 habitantes, el censo de ese año 1962 eleva la cifra a 12.382. A ese crecimiento contribuyó Ensidesa incluso de modo directo, con el grupo de viviendas para productores que en 1959 construyó en la Zona del Fielato, en el actual Raíces Nuevo. Previamente le había solicitado al Ayuntamiento que le instalara los servicios de agua y alcantarillado, saltándose la normativa. La empresa se ahorró las cesiones obligatorias y dejó sus viviendas sin acceso por vía pública pavimentada y sin aceras».

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Rogelio Alonso tuvo una crisis de fe en su juventud y luego se encontró con la revolución y el compromiso político con el socialismo. Así lo cuenta:

«Yo nací en El Bierzo, en la zona minera entre Villablino y Ponferrada. Nací en 1944 y por aquella fecha era imposible estudiar en un instituto. Solo teníamos uno a 40 kilómetros, en Ponferrada. Entonces yo era un chico que estudiaba bien y me mandaron interno a Villafranca del Bierzo con los padres Paules. Estudié Bachillerato con ellos y luego hice Filosofía y Teología. Estudiando Teología tuve una crisis religiosa y me salí, era el año 1968. Previamente yo había estado en París en unas vacaciones y entonces, en el 68, me fui de nuevo a París. Llegué a París el 30 de abril, de tal manera que viví el Mayo francés».

«En ese momento, yo tenía las ideas claras. Me identificaba con el movimiento socialista y en Francia me afilié a un partido que era el que tenía más fuerza en la Universidad de París, el Partido Socialista de Michel Rocard (primer ministro de Francia entre 1988 y 1991). Allí me integré con ellos y participé un poco más como espectador porque yo podía hacer poca cosa. Pero, bueno, viví a fondo el Mayo francés. Yo estaba trabajando en un hospital, yo iba a la Alianza Francesa a estudiar francés y luego iba al teatro Odeón, donde se daba cuenta del movimiento en todo el país, era una asamblea permanente. Luego se organizaban grandes manifestaciones que recorrían París toda la noche en silencio, silbando canciones se me ponían a mí la carne de gallina, viendo toda la juventud comprometida y exigiendo cambios a la sociedad».

«De todo aquello me quedó una visión optimista, de la posibilidad del cambio en la sociedad. Y también la decisión de comprometerme con el Partido Socialista español. Eso es lo precipitó también el asesinato de Enrique Ruano (que murió cuando estaba en manos de la Brigada Político-Social) en enero de 1969. En ese momento me afilé al PSOE».

«Ya en España, me detuvieron en diciembre del 70, el 14. Me interrogaron durante siete días, pero no sacaron lo que pretendían. Por fin el día 21 de diciembre me mandaron a Carabanchel. Allí estuve lo que quedaba del mes de diciembre y todo el mes de enero. Carabanchel era como la Universidad Popular. En las celdas organizábamos debates y nos alternábamos, hicimos uno sobre el Mayo francés y a mí me tocó dirigir uno».