Los concejos de Asturias tienen en Cajastur al mejor compañero para poner en marcha tanto iniciativas culturales como sociales o deportivas. En el caso de Coaña, son numerosas y variadas las actuaciones en las que ha participado la entidad bancaria, actuaciones de ámbitos tan diversos como el arte y la cultura.

Precisamente Cajastur ha aportado su colaboración en la realización del Aula Didáctica del Castro de Coaña, en Villacondide. El Poblado del siglo I d.C. se abandonó a lo largo del siglo II d.C y se recorre mediante una visita guiada a cargo de los organizadores del Aula Didáctica.

El Castelón de Coaña es el más popular de cuantos castros se conocen en Asturias. Esta notoriedad se debe a lo temprano de su descubrimiento y a la gran extensión excavada a lo largo de casi doscientos años de intervenciones. Al igual que buena parte de los castros de la región, éste era conocido desde antiguo.

Las primeras excavaciones documentadas con cierto rigor fueron las de José María Flórez en 1877. De su meritoria publicación Memoria relativa a las excavaciones de El Castellón en el concejo de Coaña (Asturias) se deduce la intervención en una veintena larga de construcciones y el reconocimiento superficial de algunas otras. Ya en este siglo la investigación es retomada por Antonio García y Bellido y Juan Uría que prolongan su actividad en Coaña entre los años 1940 y 1944. La prestigiosa posición científica de García y Bellido popularizó el castro asturiano en los círculos bibliográficos más influyentes y provocó un interés inmediato por Coaña, cuya imagen fijó, a partir de entonces, en las fotografías y magistrales dibujos elaborados durante aquellos años. En 1959 Francisco Jordá retomó la excavación que se prolongó hasta 1961 cuando el yacimiento adquirió un aspecto muy similar al que presenta en la actualidad. En fechas más recientes realizaron do intervenciones de diversa entidad los arqueólogos Elías Carrocera Fernández, Ángel Villa Valdés y Alfonso Menéndez Granda.

Desde 1993 el castro cuenta con un Aula Didáctica donde se muestra la evolución de la cultura castreña desde su origen hasta el contacto con el mundo romano, cuando la explotación del oro tomará un papel decisivo en la historia de estos poblados. El castro fue construido sobre una pequeña colina y delimitado por una gruesa muralla a la que precede en todo su perímetro un foso excavado en la roca; la ruina de los antiguos muros ocultó la presencia de esta trinchera hasta su descubrimiento reciente en el flanco occidental del camino de acceso al yacimiento.

En este punto el visitante puede observar los cuerpos de guardia que flanqueaban la vía de entrada al recinto. Para evitar el deslizamiento sobre un piso muchas veces húmedo el suelo fue pavimentado con lajas de pizarra dispuestas lateralmente en chapacuña.

Junto a a acrópolis hay canales excavados en la roca, una enorme bañera de granito y dos edificios con cubierta abovedada. Durante años se pensó que eran hornos crematorios, pero en realidad son saunas precursoras de las termas romanas. Estas edificaciones son habituales en los castros del noroeste de la Península Ibérica.

A los pies de la muralla de la acrópolis se encuentra el Barrio Norte. Un conjunto de más de 80 cabañas circulares donde habitaban los castreños. La mayoría contaba con vestíbulo o corredor, incluso se comunicaban entre si. Todavía se conservan molinos de mano y enormes morteros, así como unas escaleras y varios bancos de piedra Cajastur también ha tomado parte activa en la edición del libro "Arte Popular en Coaña".