Monologuista asturiano. Su nombre artístico es «El Maestro». Es profesor jubilado y forma el dúo «Folixa Astur» con el gaitero Vicente Prado, «El Praviano», con el que recorre Asturias contando chistes e interpretando escenas humorísticas de corte costumbrista.

José Manuel Reguero, profesor jubilado, es "El Maestro", uno de los monologuistas asturianos más conocidos y seguidos, que desde hace más de treinta años hace dúo cómico con el gaitero Vicente Prado, "El Pravianu". Juntos forman "Folixa Astur". Reguero nació en La Callezuela, capital de Illas.

"Yo vine para acá en el 2010, en que me jubile. Vivo aquí, al lado del ayuntamiento, en La Callezuela, en la casa que fue de mis padres. Estuve de maestro cuarenta años entre Avilés y Cabañaquinta. Tengo 3 hijos y tengo 3 nietas. Las hijas también se dedicaron un poco a la docencia. Una ye maestra, está en Avilés. La otra ye pedagoga infantil. El chaval, tiróse por la soldadura. Ellas están en Avilés, él vive en Gijón".

"Si te digo la verdad, con los años paez la gente que tira dónde nació, vuelves a las raíces. Yo toda mi vida estuve fuera dando clases fuera y venía algún fin de semana. Decíamelo mi madre, que en paz descanse, que venía poco. La verdad, no valoraba mucho lo que tenía al lado, no. La juventud, no sé. Y ahora me acuerdo mucho de lo que me decían mis padres. Porque a mí me pasa ahora lo mismo que a ellos, que te gusta que te vengan a ver los hijos. Bueno, estoy feliz aquí y espero estar más años así. Arreglé la casa de mis padres. Estaba bastante bien pero la reparamos casi toda, pusimos calefacción central y tenemos aquí dos huertinas muy guapas. Producimos de todo. Pero ye la mujer que-y gusta. Yo lo hago por echarle una mano. A mí lo que me gusta es el monólogo".

Carros y vacas

"Nací en el año 1950 y recuerdo de pequeñín, con 10 años. Relacionado con la edad infantil mía en Illas recuerdo que había escuelas separadas. Niños por un lado con maestros y, por otro, niñas con maestra. Y los juegos típicos de aquella época: el pincho, el cascayu, las chapas, el fútbol, los cromos. Un contraste con lo de ahora que son los videojuegos y las películas".

"Recuerdo mucho La Callezuela con carros y vacas, los maderistas bajando la madera para un cargadero con los carros y los bueyes. Había un bar tienda, era el único que había, Casa María, que preparaba unos callos exageraos. La gente se dedicaba a la agricultura y la ganadería, más bien estabulada, no suelta por ahí, como ahora. Aparte de la agricultura y la ganadería pues bajaba a Ensidesa, que era la época del boom de Ensidesa, de Cristalería y de la Real Compañía Asturiana. Mi padre trabajó allí. en la Real Compañía. Bajaban a pie o en bicicleta. Alguna moto podía haber, pero pocas. La verdad es que era todo un sacrificio. Antes trabajaban como burros, era levantarse las cinco para ir a segar".

La época romántica

"También recuerdo mucho que bajaba los lunes en Autos Villa o en Autos Hernández con gente a Avilés, con las tabarceras que iban a vender a la plaza. Iba en el coche, que tenía un motor dentro, y yo sentado en el motor, ahí delante. Aquel autobús tenía una escalera detrás y mucha gente iba arriba con las cargas las cestas. Era una época romántica, como digo yo. Pero claro cambió totalmente.

"Hay otra diferencia muy grande. En aquella época había más unión entre vecinos. Reuníanse mucho para ir a la yerba, para la esfoyaza, para la estaferia. Y había después comida, pincheo. Ahora acabóse. Ahora la gente es más individualista, cada uno va más a lo suyo".

"La Callezuela está muy bien situado, a ocho de Avilés, a tres de enlazar con las autopistas de Oviedo y Gijón o la autovía del Aeropuerto. En ese sentido, muy bien las carreteras. Mejoraron muchísimo. Porque yo recuerdo aquella época en que eran los carros los que dominaban las carreteras".

"Recuerdo también que había un médico aquí en La Laguna, médico nada más. Y, cómo te diría yo, de edificios públicos dedicados a alguna actividad nada de nada. Luego los alcaldes que tuvimos cada uno aporto lo suyo. Yo recuerdo el trabajo de Margarita Fernández, Margot, que ya murió, y al actual Alberto Tirador que le dio aires nuevos al concejo y estoy ye otro mundo. No ye por echá-y piropos, pero transformó Illas. Esto ye otro mundo. Es muy competentes y trabaja muchísimo".

La transformación

"Puedo decirte en qué noto yo la transformación. Por ejemplo, hay un centro de actividades diurnas para la gente mayor, que va desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde y que también se utiliza para actividades teatrales y charlas. Hay un polideportivo en Callezuela, otro polideportivo en La Peral, una biblioteca, la escuela de monólogos y teatro asturiano, que es la que yo llevo; un telecentro, un dispensario médico en La Laguna y unas piscinas fluviales que son de las pocas que hay en Asturias, con mucha afluencia. Y después las escuelas, que hay muchísimos alumnos. Porque hay gente joven que vino ahora y los niños fueron allá a la escuela. Creció mucho, sobre todo la tapa infantil. El sitio ye precioso y hay buenos profesores, que eso ye importante".

Un sitio precioso

"Yo creo que la gente después de la pandemia empezó a moverse más y a buscar algún huequín por aquí en Illas, un solar donde hacer o alquilar una casa. El sitiu ye precioso. Estoy en un paraíso, aunque yo muchas veces bajo a Avilés a tomar un café por ver algo de gente. Porque aquí gente ves poca, pero bueno, levantarse por la mañana y sentir todos los pájaros cantar y a las pitas a mí me encanta esto. Sales de la autopista y bajas por la carretera hasta llegar a aquí y es esto ye otro mundo. Y en 10 minutos ya te plantas en Avilés, o sea que no tienes ningún problema.Y después tenemos también la gastronomía. Tenemos una serie de bares, La Tenada, Casa Valdés, bar Leoncio, La Rasa... O sea que también hay dónde comer, dónde tomar un café, tienes donde desahogar".

Falta chispa

"En el 2011 ya empecé con la escuela de monólogos y de teatro asturiano en Illas. Hablé con Alberto Tirador y, bueno, abrí la escuela. Y hasta ahora ocupadísimo. Hay gente de todo, tenemos un grupín para hacer obras de teatro y monólogos. Las clases suelo darlas los sábados y los viernes, depende un poco del número de alumnos. Y después tengo les actuaciones con el Pravianu. Seguimos actuando juntos. Llevo con él desde el año 90. Yo llevaré cerca de 50 años dentro del monólogo y, bueno, bien, todavía la memoria no me falla y las ganas, tampoco. Aunque esta pandemia tocónos algo la cabeza. Nótase sobre todo en el escenario. Compañeros míos, cantantes, humoristas, sentimos como que no somos nosotros, falta chispa, tenemos que fingir mucho. Aunque ahora parece que la cosa ya va cambiando y este verano fue bastante aceptable, el público ya estaba más receptivo, más alegre. Los hijos míos tuvieron algo de covid, pero la mujer y yo nada. No sé si serían las fabas, las berzas o qué se yo".

"Con los monólogos empecé en Cabañaquinta, cuando estuve de maestro de un pueblo que llaman Bello. Tendría más de veinte años ya. Un día preparé un grupo de teatro allí. A mí ya me gustaba el humor. Fuimos a actuar a Felechosa y yo preparé dos temas: un tema de un borrachu y otro monólogo de Anxelu (Ángel Menéndez Blanco, 1899-1987, el autor de monólogos más popular de la literatura asturiana). Pues aquello enganchóme y empecé a recopilar monólogos. Luego, cuando vine para Avilés apuntéme a un concurso en Mercaplana y me llamaron de una casa de discos y, bueno, hasta hoy. En el año noventa, el Pravianu y yo formaos el grupo ‘Folixa Astur’ de humor en asturiano. Hacemos obras cortas de 20 o 30 minutos. Yo hago monólogos, cuento chistes, él canta y toca la gaita. Hicimos un dúo que encajó muy bien y seguimos ahí dándole madera. Antes usaba monólogos clásicos o me los escribían, pero en 2003 empecé a escribir yo. Tengo dos libros publicados de monólogos y teatro en asturiano, uno con la editorial Trabe y otro con el Ayuntamiento de Illas, que me ayudó".

Los caminos del humor

"Ya me lo preguntaron más veces, pero el tema de la pandemia no lo toqué en los monólogos. Igual que no toco el tema de las enfermedades o las minusvalías, ni el tema de la política. Hay otros caminos para el humor que valen igual. El humor lo contemplo como creando situaciones de la vida cotidiana. Por ejemplo, un paciente que va al médico y exagero para que se haga la risa, la carcajada. Utilizo mucho un buen vestuario. Por ejemplo en una obra nuestra que tienen mucho éxito, ‘Los apuros de Pepón’, aparece un médico que tien que mirarme la próstata y tengo que bajar los pantalones y quedar en calzoncillos marianos y me tiene que poner una lavativa de aquellas que parecen una pera ¿te acuerdas? Yo exagero porque si vas al médico no te hace eso, pero la gente ríe mucho".

"Yo pretendo que pases un rato agradable con nosotros. No busco nunca la grosería, a ver si me explico. En vez de decir pene decimos aparato ¿entiendes? Porque no sabes muchas veces, según está la cosa tan sensible… Hoy, tanto con los chistes como con los monólogos, hay que tener un poco de cuidado. Aunque tampoco tengo miedo a salir el escenario y hablar y hacer las cosas como yo lo pienso. Pero bueno".

Cuidado con los chistes

"A veces hay pegas y pegas y pegas. Incluso de ayuntamientos que te llaman y la concejal de Cultura: oye no hables de… ¡Pero las mujeres también forman parte de la vida! Y yo les digo: mira, yo tengo un repertorio, si no te gusta pues… Pero no soy grosero, ni hago cosas obscenas, ni nada, pero yo tengo que ser yo en el escenario y tengo que hacer las cosas como yo las preparo. Pero, bueno, están las autoridades muy sensibles por el qué dirán, lo noto yo. No te digo nombres, pero hace poco me pusieron unas condiciones: cuidado con la mujeres, no ponerlas en el foco del desprecio, de la humillación. ¡Pero si yo tengo tema de sobra sin caer en eso!".

"Con el público siempre bien. Bueno, recuerdo una vez, no sé si fue en el Centro Asturiano de Oviedo, en los comienzos míos. Me acuerdo que había echado un monólogo un poco picaresco, simpático, que lo hice antes en cincuenta mil sitio sitios y que nadie me había dicho nada. Pues allí, cuando empiezo a hacer el tema, empieza a haber gente, sobre todo mujeres, santiguándose. Madre mía. Done me metí yo. Así que, de repente cambié de chip, conté un chiste de otra cosa y pasó. Esto será por los años 70 o 80. Son cosas que pasan".