Jero y el giro del Antiguo hacia el "tardeo"

"Habría que dar más visibilidad al Prerrománico, que es una de nuestras joyas"

ASTURIANOS EN OVIEDO: Jero González

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Jerónimo Ángel González Rato, hostelero. Jero, como todos lo conocen, nació en 1967 y forma parte como socio de uno de los grupos hosteleros más potentes de la ciudad, que gestiona ocho sidrerías y restaurantes ubicados en el eje Gascona-el Fontán.

"Yo soy de Noreña y empecé a trabajar allí en la hostelería los fines de semana, para ganar algo. Estuve de los 18 a los 22 años. Luego me surgió la posibilidad de trabajar en el Antiguo, en Oviedo. Y entonces la carrera, que había empezado Biológicas, quedó en un segundo plano".

"En los años ochenta me tocó disfrutar del Antiguo, pero como cliente. Era la euforia de la democracia, solamente con poder reunirse y tomar copas era suficiente. Era la época del Tigre Juan, del Xuantipa. Eran locales con una bombilla y poco más. También eran años de mucha droga, era peligroso andar por el Antiguo. No era peatonal, dejabas el coche aparcado y te robaban el cassette. En los noventa, los chavales de mi generación, que teníamos 25 años, empezábamos a salir y los típicos locales tradicionales que había en el Antiguo, bares de pintas de vino para paisanos, empezaron a transformarse en bares nocturnos para gente joven, bares de copas que empiezan a incluir música. Yo empecé a trabajar en el Antiguo como camarero de forma continua en un local de ocio nocturno en 1991".

"Abrí mi primer local, El Duende (calle Mon), en 1993. Tenía 23 años. Lo abrí en un local que antes había sido el mesón Los Caracoles, famoso en los 70 y 80, donde se comían caracoles. Ya había llegado la peatonalización, que fue un acierto total. Ayudó a convertir esa zona oscura en una con más vida y segura. Los bares somos los grandes colaboradores en dar seguridad a la zona, somos los que damos las luces y tenemos a gente subiendo y bajando…".

"De aquella, lo que creció en el Antiguo fueron locales de ocio nocturno, no surgió otra cosa. Y fue porque había una demanda. En los noventa fue un acierto total. Nosotros convivíamos con los vecinos. El problema de ruidos siempre existió, pero siempre se llevó. Tampoco era tan alarmante como la gente se piensa. Yo tuve vecinos siempre encima de nuestros locales y siempre conviví con ellos. Nunca tuve problemas".

"Ya en los 2000, vino a vivir mucha gente de fuera al Oviedo Antiguo por el ‘boom’ de la construcción. Se construía a lo loco. Nuevos pisos, apartamentos. Llega nueva gente y denuncia. La gente había invertido y llegaron los conflictos. Creo que se hicieron cosas que tenían arrinconados a los locales de copas, parecía que eran el problema de todo. A lo mejor lo que habría que hacer era darles facilidades, con una política municipal que te apoye, para que se puedan reconvertir. Ahora sería el momento ideal para hacerles un giro hacia el día. Son locales que pueden funcionar por el día y también por la noche, pero de otra manera. Porque el ‘tardeo’ está creciendo. La gente ahora valora más otras actividades diurnas. Pero ese giro al día te supone una serie de cosas y si te quieres meter en algo de alimentación, o de cocina, ya entramos en tema de chimeneas y una serie de cosas que en el Oviedo Antiguo tendrían que reacondicionarse un poco".

"En los 2000 parece que el Antiguo quedó un poco anquilosado. Hasta la época del covid, cuando creo que se produjo otro punto de inflexión. No solo en el ocio nocturno, en toda la hostelería. Aunque ya no hay tanta gente joven como antes, todavía existe. Y vuelve a salir mucho. A lo mejor, más comedidos. Ya no se bebe lo que se bebía antes. Ahora también valoran mucho más la calidad de la música. El tipo de sonido. Tienen una cultura musical amplia, están acostumbrados a muchos festivales, a conciertos. Valoran mucho esas cosas".

"El ‘boom’ turístico de Oviedo llega cuando empieza a promocionarse, por ejemplo, como destino de congresos. Eso hace que Oviedo empiece a venderse fuera. Antes había dos meses de verano de turismo pleno, pero ahora es casi de continuo. Sí ha habido una desestacionalización. Es muy raro que cualquier fin de semana no veas a gente de fuera. Se nota mucho en Gascona y en el Oviedo Antiguo, el eje donde nosotros tenemos nuestros negocios. Ya había turismo antes, pero después del covid se notó que la gente quiere vivir de otra manera. Más que bienes materiales, prefiere vivir el disfrute del momento, viajar, conocer, hacer actividades. Le pasa a la gente adulta y a la gente joven. Mi deseo cuando era joven era tener un coche y los jóvenes ahora no quieren coche, quieren coger la mochila y marchar".

"La promoción que se está haciendo de Oviedo creo que es un acierto. Asturias y Oviedo tienen mucho que ofertar. Y, con respecto a Asturias, en Oviedo tenemos que ver cuál es nuestro punto fuerte. Está claro que aquí, más que la cantidad, tenemos que primar mucho la calidad del turismo. Los hosteleros tenemos que dar calidad por encima de todas las cosas. El que viene a Oviedo, por el tipo de ciudad que es, quiere calidad. En la restauración en Oviedo no vale dar cualquier cosa. Hace años que no vale. El local ‘asalta-turistas’ aquí no existe prácticamente. Hay una competencia grande y nos obliga a estar siempre a un nivel alto. El nivel gastronómico del norte, de Asturias y de Oviedo en particular es elevado. Como te quedes un poco atrás, el negocio se te hunde".

"También creo que hay cosas que se pueden mejorar. Al Prerrománico, que es una de nuestras joyas, habría que darle más visibilidad. Y unirlo al monte Naranco, que es algo que tenemos desaprovechado. Por otra parte, actividades cada vez hay más y creo que bien programadas y bien hechas, ahí vamos mejorando, pero si hubiera un espacio amplio para hacer cosas más potentes, mejor todavía. Tener un recinto ferial en Oviedo sería la excelencia, porque las actividades musicales, los festivales, etcétera, crecen enormemente en toda España. Ahora competimos con eventos de otras ciudades y tenemos que estar a la altura. Ser guapo solamente ya no vale, hay que hacer algo más. Siempre pensamos en la Fábrica de Armas como la gran opción, sería una pena dejar pasar ese espacio para que fuera un recinto ferial importante para la ciudad, algo como lo que tienen en Gijón. Creo que es el lugar ideal".

"Hay sectores en contra del turismo pese a que el turismo trae riqueza para toda la ciudad. Pero también es verdad que el turismo trae consecuencias, principalmente por sus efectos sobre la vivienda. En las grandes ciudades turísticas los centros se convierten todos en apartamentos de alquiler vacacional. Eso irá pasando poco a poco. Contra eso no puedo poner ninguna pega, es lo que va a pasar en todas las ciudades turísticas del mundo. Lo único, regular que se haga de forma ordenada. Que cumplan los requisitos legales".