El hombre que "resucita" dinosaurios también sabe lo mucho que vale un oso

"El oso es un bien económico, solo esa palabra ya atrae a los turistas"

ASTURIANOS EN PROAZA: Arturo de Miguel

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Arturo de Miguel, naturalista y pintor de naturaleza. Arturo de Miguel tiene dos facetas, y ambas están relacionadas con la conservación de la naturaleza. Por un lado, trabaja en la Fundación Oso Pardo, en educación ambiental y vigilancia de la población osera de los Valles del Trubia. Además, es un consumado ilustrador de flora y fauna y, entre otros trabajos, es el artista de cabecera del equipo científico del Museo del Jurásico. Sus pinceles "resucitan" dinosaurios.

"Me llamo Arturo de Miguel González, tengo de 57 años. Nací en Oviedo, viví durante muchos años en Villaviciosa, donde llevé la gestión del Centro de Interpretación de la Ría de Villaviciosa. En los años ochenta empecé a pintar por hobby y a hacer ilustración de naturaleza. Hasta que el hobby pasó a ser una profesión. Entonces empezaron a salir cosas. Entre ellas, el Museo del Jurásico de Asturias (Muja). Contactaron conmigo José Carlos García Ramos y Laura Piñuela, que llevan el departamento científico del Muja y comencé a hacerles ilustraciones de fauna y flora del Jurásico asturiano. Y ahí seguimos. Ahora mismo estoy en un proyecto con José María Fernández Díaz-Formentí, pintando las cien especies principales de la reserva de la biosfera de Maquipucuna, en Ecuador. Se expondrá seguramente en otoño en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. La Fundación Oso de Asturias (FOA) me ofreció en agosto de 2000 venir a realizar actividades de educación y de divulgación y desde entonces estoy aquí. Venía a divulgar y a hacer educación ambiental y con el tiempo empecé a encargarme también del trabajo de campo de la Fundación, del seguimiento, de la vigilancia de la población osera de los Valles del Trubia".

"La Fundación Oso de Asturias, a lo largo de los años, ha movido mucho trabajo y a cantidad de gente para participar en sus programas. Ten en cuenta que recibimos, entre críos y adultos, unas 4.000 personas al año. Después, muchos escolares vuelven con los padres. También tenemos programas con pernocta y, por lo tanto, tenemos que trabajar con los albergues, con empresas de autobuses, con la hostelería... La Fundación (que tiene su sede en Proaza) es también un dinamizador de la zona".

"Con los años ha ido cambiando la forma que tenemos de ver la naturaleza y a otros seres vivos, de lo que ellos nos pueden dar al margen de lo que era cinegético. Hoy en día el oso es un bien económico importante porque la mayoría de la gente, cuando oye las palabras ‘Valles del Oso’, se vienen a conocer este sitio, como le pasó a Somiedo años antes. La palabra ‘oso’ sugiere un determinado tipo de paisaje que a la gente le gusta conocer".

"Decir que un territorio como el nuestro puede albergar osos todavía y que estén aumentando es una suerte tremenda. Eso nos da la información de que vivimos en un territorio que puede albergar mamíferos de ese tamaño, que todavía está bien conservado y que tiene una biodiversidad importante, que es lo que los osos necesitan".

"El oso es un animal muy generalista, puede comer casi de todo y cuando se le protege por ley y no se caza, dejándolo ahí tranquilo aumenta la población. Otros animales más especializados lo tienen más difícil, como puede ser el caso del urogallo mismo. Lo que sí necesita el oso es territorio, sitios tranquilos y muchas masas forestales para poder alimentarse. Buenos robledales, etcétera, etcétera".

"Al aumentar el número de osos se escuchan más noticias sobre presencia de ejemplares. Pero el ser humano al oso no le interesa para nada. Para nada están pendientes de nuestra actividad, salvo que les reporte a ellos algún beneficio, que generalmente es alimenticio. Puede haber algún ejemplar que ande un poco despistado; ejemplares jóvenes que están buscando su sitio y que pueden pasar más cerca de los pueblos o ir a alimentarse a una huerta o a unos frutos. Pero el problema termina cuando se termina el alimento".

"Espero que no volvamos hacia atrás en nuestra concepción de la conservación del oso. No se han producido daños para nada cuantiosos ni ha habido problemas, salvo el incidente con aquella señora que fatídicamente se encontró con uno en Cangas del Narcea (mayo de 2021). Los osos los tenemos cerca de Proaza y jamás suelen tener un contacto o un comportamiento agresivo con las personas".

"El oso es una herramienta de trabajo que nos permite acercar a la gente a la naturaleza, a la conservación de la biodiversidad. Es un animal mucho más emblemático, que atrae a mucha más gente. Hay una preocupación creciente con el bienestar animal, es obvio. Por eso puede llegar gente al cercado de los osos que tenemos en Santo Adriano y confundirlo con un zoo, con algo turístico. Y no lo es. Ahí hay dos ejemplares que no se han podido reintroducir en la naturaleza, que es el primer objetivo que tenemos cuando llega un ejemplar a nuestras manos".

"Dentro de la bolsa de los animalistas hay diferentes grados de conocimiento y eso es muy importante. Hay mucho animalista desinformado que piensa que simplemente con el cariño y la sensibilidad se arreglan los problemas y propone cosas que no tienen sentido. A veces se llega a unos extremos que, quizá por desinformación, resultan incluso un poco ridículas, como lo de los gallos que violan a las gallinas".

"Las osas están bien. ‘Molina’ está en el cercado de arriba. Es la más joven y ya ha desaparecido para hibernar. ‘Paca’, la vieja, está en la parte de abajo. La tenemos ahí porque, primero, ellas dos no hacen buenas migas. Por otra parte, su estado de salud es bueno, pero con la edad que tiene podemos acceder a ella de forma más rápida y darle los cuidados que requiere. No sabemos lo que le queda. No tenemos datos fiables de cuánto vive un oso salvaje, se habla de veintitantos años. Los osos que nacen en cautividad los hay que llegan a 30 años y alguno a 40 años. ‘Paca’ tiene una edad, pero, en principio, la vemos bien".

"Cuando se abrieron las puertas del confinamiento por el covid yo nunca vi tanta gente por aquí. Pero no sé si gracias a la pandemia hemos conseguido que la gente interiorice la importancia de la conservación. Hay una cierta atmósfera y parece que la gente es más consciente de cosas como el cambio climático, que está constantemente presente en la prensa y en las noticias. Pero no sé si hemos interiorizado todavía lo importante que es la conservación de la naturaleza. Para poder interiorizar eso tendríamos que percibir un mayor interés en gente que preguntase cómo funciona esto de la vida, de la vida natural. No se trata solamente de dar paseos y respirar aire puro".