El cuarto que corre como un primero

Una imagen de Siero. | Julián Rus

Una imagen de Siero. | Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Siero es un territorio centrífugo, donde sus polos de actividad y población parecen repelerse. De un lado, Pola de Siero. Del otro, el eje Lugones-La Fresneda. Entre ambos, un complejo tejido de carreteras y enclaves industriales y comerciales. Y envolviéndolo todo, cinturón rural tocado, en unas parroquias, por el declive minero y, en otras, por el ocaso agrario y la invasión de chalés de urbanícolas. Siero es, posiblemente, el concejo más difícil de gestionar de Asturias porque, sobre esa trama invertebrada que precisa de mucha coordinación interna y con concejos limítrofes, ejerce su influjo un notable dinamismo económico. Siero crece, de alguna manera, como un adolescente que acusa tanta efervescencia hormonal como necesidad de control de todas sus extremidades. Despegó ya en los años 80 y en una década pasó de 40.000 a 50.000 habitantes. Es el cuarto más poblado de Asturias y, en ese grupo selecto que aún atrae población, es el segundo que más ha crecido este siglo después de Oviedo. Todo lo que pase en Siero, corazón geográfico de la región, afectará a Asturias entera.