Ruslan Moskovka. Propietario de una sidrería. Junto a su esposa, Grynyna Zynoviya, regentan la sidrería La Capilla desde hace más de una década. Llegaron a España desde Ucrania con el comienzo del siglo y el hundimiento de la Unión Soviética. Aunque no piensan en volver a su país, tienen allí a hijos y familiares, y han acogido en su casa de la Villa a siete personas. Así están viviendo la guerra.

Ruslan Moskovka (57 años) y su esposa, Grynyna Zinoviya (55), son sidreros ucranianos. Regentan la sidrería La Capilla, en Villaviciosa. La charla se desarrolla ahí, poco antes de que Grynyna tenga que meterse a fondo en la cocina. En la televisión, deportes. No quieren un "todonoticias" de Ucrania. Mientras, "Rus", así lo llaman todos, va echando culetes a un grupo de paisanos que empieza bien el día. Rus y Grynyna llevan décadas en España, pero su español, que a veces coge color de asturiano, conserva trazas de la sintaxis de su lengua natal, lo que añade mucha expresividad a lo que cuentan.

Ruslan (R): "Llevamos ya más años trabajando aquí que en Ucrania, veintidós años aquí. Abrimos restaurante con crisis. En 2010, abrimos este local. Aprendimos algo por otros y cogimos un local pa trabajar pa nosotros. Nos va perfecto. ¿Yo? ¡Estoy como rey! ¡Tengo reina! ¿Qué más quiero?".

(Grynyna recibe con una sonrisa el cumplido. Se ve que Rus es un tipo expansivo, alegre, que escancia risotadas mientras sirve culetes. Ella es más contenida).

Grynyna (G): "Vinimos en época de dos mil a España. Nos conocimos aquí. Yo soy de Lviv, de Leópolis. Desde primer día estoy trabajando en hostelería, de cocinera. Toda la mi vida tengo experiencia de cocinera, total: 36 años. Primero venimos solos y luego hicimos papeles pa los niños. Con el tiempo, vino mi hija, con doce años. Rus tenía dos hijos, entonces de doce años y otro de diez. Él es de Lutsk".

R: "Yo en Ucrania trabajaba con taladro. No sabía qué es de camarero, qué es de sidra, no tenía ni idea. Luego vine a Madrid como albañil y trabajaba con paleta. Y cuando vine para aquí para restaurante, al Congreso, en la Villa, la jefa me preguntó: ‘¿Sabes algo de esto?’. Y yo: ‘Algo sí, vaso, sidra y cuchillo y tenedor, pero poco, poco, jajajaja’. ¡Acabé el primer día limpiando platos! Jajajaja. ‘Yo nun valgo pa eso’, pensaba".

G: "Pensábamos que iba mejorar vida cuando cayó Unión Soviética. Pero esperamos, esperamos, esperamos y se acabó, ¿sabes? Cierra fábrica, cierra fábrica y cada vez menos, menos, menos y menos trabajo. Rus primero fue a Madrid, yo vine aquí. Nosotros mandamos dinero allí hasta cuando vinieron niños. Yo empezaba con 50.000 de pesetas, cuando todavía estaban las pesetas. Y daba solo para pagar piso, luz, agua y ya está. Pero yo soy madre, tenía una hija y tenía que dejar para ella. Solo sobraba para mandar para niña para comida, nada más. Pasamos muy duro, muy duro, sí".

Ruslan Moskoula Julián Rus

R: "Yo tengo dos hijos. Dmitri, de 31, y Anton, de 23. El de 31, aprendió aquí a echar bastante bien sidra. Aprendió mejor que yo. Tiene más altura, más cielo y fiuuuu, echa mejor. Marchó para Ucrania. Dijo: ‘No hay trabajo, no aguanto’. Se marchó para Ucrania y se casó. Está más arriba de Leópolis".

G: "Pa nosotros fue muy duro cuando rompió Soviética. Luego empezamos poco a poco en Ucrania, era nuestro país. Pero cuando empezamos a vivir mejor, por lo menos hablo de mi familia, ya empezamos guerra. Mi yerno y mi hija vivían en Odesa, pero cuando empezó la guerra marcharon para Lviv. Primer día de guerra cayó primera bomba a la una de la noche. Y a las tres de la mañana, cuando empezaba a bombear sin parar, bajó al aparcamiento y no subió pa casa, cogió coche y marchó pa Lviv. Marido, ella y el hijo. Después vino con nieto de cuatro años. Es muy complicado: ella aquí, marido allí. Tenemos a más gente aquí a la que ayudamos. Tenemos seis personas con nosotros. Una mujer de 70 años, tres niños y tres adultos".

(Rus, que se fue a echar otru a los clientes, se incorpora a la conversación).

R: "Putin vive ahora como un rey, el más rico del mundo. Robando todo el dinero. ¡Pero, oye, pregúntanos por lo menos si queremos contigo o no! Cuando ya empezamos guerra yo me decía: ‘Pero es imposible’".

G: "No puede ni creer. Por día de hoy despierto y digo: ‘Tenía un sueño o algo así’. No te lo crees. ¿Cómo es posible? En guerra así, como ahora, nunca pensamos. Rusos y ucranianos, ¿sabes?. Está mezclada la gente: hay hermanas, hermanos, uno vive aquí otro vive allá. Nunca pensamos que puede pasar así. Juntos trabajamos, comemos, bebemos, hablamos, todo. Y ahora, mira".

R: "¿Cómo es posible? Ellos no pueden hacer esto".

G: "¿Sabes qué hacen rusos? No te entra en la cabeza. Hay pueblo que se quedó liso, no se quedó una casa entera".

R: "Como Mariúpol, ya no hay nada".

G: "Yo soy de una familia muy grande. A mí lo más importante es que mi familia se quede viva. Una hermana ya vive en Polonia. Salió de Ucrania ella, con sus niños y nietos".

R: "Y siempre decimos a hermanos que vengan también a España".

G: "Pero no quieren, no quieren dejar maridos. Y yo hablo con hermana y le digo: ‘Por lo menos mándame niños con los nietos’. Ellos dicen que no. Dicen: ‘No, si morimos, morimos todos juntos’".

R: "Rusia pensaba que podía coger toda Ucrania en dos o tres días. Pero ahora… ¡Toma! Él está chiflao, enfermo de cabeza. Para tener este de vecino, para eso no tener vecino. No hay explicación. No podemos ni mirar la televisión".

G: "Niños sin piernas y mujeres, cómo es posible, por Dios. Ya miramos menos la televisión. No me parece que esto termine pronto. Ni una guerra se termina pronto, ninguna. Él no quiere dar pa atrás… Dice que él se preparó veinte años para esta guerra..."

(Grynyna calla y Rus queda desarmado, deja de escanciar. Los dos se emocionan. Rus se hace a un lado. Silencio. Lo rompe Grynyna).

G: "Yo te quiero decir de verdad que no vemos muchas cosas de futuro bueno. Y con esta guerra ya sufrimos todo el mundo. Mira qué precios tenemos, subiendo enorme. Cada día que entra viajante esto sube, esto sube. Hay cosas que subieron de diez euros al kilo. ¿Qué futuro puedes mirar? Siempre esperas que mañana viene día mejor, todo del mundo piensa esa cosa, pero… Y ahora no lo veo".

(Ella hace otro silencio. Rus recupera la alegría y vuelve a echar culetes. Les pregunto por el menú de La Capilla, por hablar de otra cosa).

G: "Cocino todo asturiano y tengo algunas comidas típico de nosotros. Ensaladilla…"

R: "Ucraniana. No rusa, jajajaja".

G: "Ensaladilla ucraniana. Cocino todo fresco, corto patatas, zanahoria, todo muy fino. Como para casa. Y repollo relleno vendo muy bien. Y él echa muy bien la sidra".