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-Presidente, ¿sabe lo que cuesta un café? Sí, lo sé: 80 céntimos.

El jefe del Ejecutivo central, José Luis Rodríguez Zapatero, no vaciló ante una de las 43 preguntas formuladas por otros tantos ciudadanos en un programa de televisión emitido en directo la noche del martes. Más que otros asuntos como el final de la violencia terrorista o la política de vivienda del Gobierno, el café fue la cuestión más polémica: Zapatero se quedó corto en la estimación.

«Me parece fatal. Tiene que aterrizar. No se enteró de la diferencia abismal entre la subida de los salarios y de los precios desde la entrada en circulación del euro», resumió ayer Marga Llamas, trabajadora del Instituto de la Juventud, en la reacción más común a que el Presidente desconozca el precio de un café en la calle. «Me interesa mucho la tregua de ETA, pero me interesa también lo que afecta a mis bolsillos», explicó esta ovetense de 48 años.

Marga Llamas subrayó la brecha que existe entre los sueldos de los políticos y el resto de los trabajadores: «No hay derecho a que en la Junta General se suban el 25 por ciento todos los diputados argumentando que tienen que equipararse con sus colegas europeos. A mí nadie me equipara», se quejó. «Y si pensamos eso los votantes socialistas, imagínate los demás».

«Pocos tomará», apostó Belén Suárez, empleada doméstica de 49 años, quien también aludió a la subida de los productos básicos tras la llegada del euro: «Me parece que Zapatero tiene la razón. 166 pesetas por un café es mucho, aunque él pocos pagará. Es lo de siempre: unos que tienen mucho y otros que no tienen nada».

«Me parece que no está en la onda», aseguró Francisco Javier González, 46 años y empleado de un establecimiento de fotocopias. «Rodríguez Zapatero debería estar más en la calle, con la gente, conociendo de primera mano los problemas reales de todo tipo», opinó. Este ovetense sugirió además a los partidos políticos, a los que acusó de crear «un ambiente prebélico», «que se dediquen a eso y que no anden tanto a la gresca».

Palmira Fonseca sí que conoce un sitio donde el café está a 0,70: la cafetería de la Universidad de Oviedo, «pero porque es una concesión». Fonseca, docente de 49 años, afirmó que Zapatero «está fuera de la realidad, como todos los políticos, especialmente los hombres. Mucha igualdad, pero las que sabemos lo que cuesta la cesta de la compra seguimos siendo nosotras, aunque, en el mejor de los casos, ellos también vayan al súper», aseguró esta profesora, que considera «imposible que los políticos salgan a la calle».

También disfruta de los precios reducidos Jennifer Mejuto, alumna del campus de Mieres. «Zapatero es un poco optimista. Si pagara él, seguro que los pondría más baratos», señaló la estudiante de Ingeniería Técnica de Forestales. «El único sitio donde se toma un café barato es en la cafetería del campus, que nos lo cobran a 75 céntimos», apuntó, y Vicente Andrino, vecino de Figaredo, señaló: «Es muy difícil tomar un café por menos de 0,95 céntimos. El redondeo del euro se notó muchísimo».

«Para él todo está más barato. Que me diga a mí dónde le cobran el café a 80 céntimos. Lo que tiene que hacer el Gobierno es subirnos el sueldo a todos. No vive en la misma realidad que el resto de los españoles», abundó la avilesina Amparo Fernández.

«A él, fijo que le cuesta todo menos dinero. No bebo mucho café, la verdad, pero el que tomo me sale a un euro por lo menos. No sé dónde lo tomará él», la apoyó el también avilesino Manuel Alonso.

En algunos bares de la zona rural de Asturias todavía es posible encontrar solos y cortados a 0,80. Como en el bar Jaime, de Grandas de Salime. Y también en unos pocos de las áreas urbanas: en el barrio gijonés de La Calzada, una cafetería los cobra incluso a 75 céntimos, con gran éxito de clientela. El Hospital de Cabueñes los tiene a 77, un precio que pueden mantener porque ponen unos 1.200 cafés diarios, explicó la cajera Rosana García, y a 80 la residencia de mayores de Cimadevilla. Beatriz Salvía, propietaria de un bar den Contrueces, vendía los cafés a 0,85 hace cuatro años. «Se nota que el Presidente no está de tomar café por ahí», dijo.

Mientras, en el Dindurra, el mítico café del paseo de Begoña, los precios se disparan: 1,15 cuesta un café en la barra y 1,50 si el camarero se lo sirve en la mesa. Ayer por la mañana los parroquianos reclamaban a José Manuel Montes: «Queremos el café como el de Zapatero». «Zapatero debe vivir en otra galaxia», respondía con sorna playa el camarero.