Oviedo / Ribadesella,

Raquel L. MURIAS/ B. MORÁN

Asturias acaba de sufrir las que están consideradas como las peores inundaciones de su historia o, al menos, las mayores de las que se tienen registros precisos. Las trombas de agua consiguieron desbordar los ríos y desde Occidente a Oriente fueron numerosos los daños, que todavía se siguen cuantificando. Casas inundadas, decenas de personas evacuadas, dos muertos, pérdidas millonarias en el campo, industrias, negocios, viviendas... Pero no era la primera vez, ni mucho menos, que los asturianos veían cómo el agua lo arrastraba todo. La historia de Asturias va ligada a la fuerza de sus cauces, y quedan en la memoria y en los archivos muchas de las situaciones de emergencia que se tuvieron que afrontar cuando no había planes especiales, ni helicópteros, ni fuerzas de protección civil, ni buenas comunicaciones. Éstas son algunas de las mayores inundaciones de la historia de Asturias.

lLa «llenona» de 1938 en Ribadesella. Toda la vida escuchó el riosellano José Blanco, de 78 años, decir a los más veteranos que hubo una riada que cubrió el pegollo del hórreo de Miguel Bulnes. A José Blanco Suárez, vecino del pueblo de L'Alisal, no le tiembla la voz al afirmar que estas últimas inundaciones superaron las de 1938. Y es que la prueba de sus palabras la tiene a escasos metros de su casa. El histórico hórreo en el que los vecinos de esta zona de la Vega del Sella marcaron aquella gran riada del treinta y ocho, sigue en pie y ha servido de nuevo para que los lugareños marquen la nueva «llenona» del Sella. Esta vez la marca se colocó por encima de la anterior. Los más veteranos del concejo se han encargado durante estos setenta y dos años de recordar a los más jóvenes cada vez que el río Sella se salía de su cauce, que «no era nada comparado con la llenona». Aquella inundación anegó varios pueblos ribereños como L'Alisal, Xuncu y la Huertona. El agua entonces superó el metro y medio de altura, pero en el pegollo del hórreo hay ahora una marca por encima, exactamente diez centímetros por encima: la que marcó José Blanco Suárez en la riada del 16 de junio.

l La llena de San Miguel del Nalón de 1676. Es difícil encontrar documentos o registros oficiales que hagan alusión a esta inundación, pero sí que hay constancia de ella en las actas históricas de la Junta General del Principado. Ocurrió en octubre de 1676. Las fuertes lluvias ocasionaron una enorme subida del río Nalón, que a la altura del actual barrio de El Coto, en El Entrego, se desbordó y borró del mapa el pueblo de Linares del Nalón, donde murieron decenas de personas. La crecida del río los sorprendió durmiendo. Tal fue la subida del Nalón, que el curso del río se modificó y hoy ya no pasa por el puente de Olloniego, que quedó sin agua a sus pies. En la junta celebrada en noviembre de 1676 en Oviedo, el marqués de Valdecarzana solicitó ayuda al rey (Carlos ll).

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