Oviedo,

María José IGLESIAS

Sidra Muñiz, uno de los lagares más antiguos de Asturias, ubicado en Tiñana (Siero), lleva más de 75 años dando de beber a los asturianos. Nació en 1934, casi a la vez que la Revolución de Octubre. Sobrevivió a la Guerra Civil y siguió creciendo con la paz. Ahora, los 700.000 litros que salen de los toneles cada temporada se venden en la región y en otras zonas de España.

Para celebrar el aniversario, los hermanos Manuel y Javier Riestra, actuales propietarios y tercera generación al frente de la empresa, han editado un CD de canción asturiana, con la colaboración de Luis Estrada, uno de los componentes del Cuarteto «Torner». Además, durante octubre y noviembre, las botellas lucirán etiquetas conmemorativas con fotos de temática sidrera y reproducciones de cuadros de Miguel Díaz y Luisa Bardeci.

Los hermanos Manuel y Javier Riestra crecieron entre manzanas y barricas. Desde pequeños respiraron el aroma de las pomaradas familiares. Ambos tenían claro que se quedarían en la empresa. Sidra Muñiz fue fundada por José Muñiz Gutiérrez en 1934. Manuel Riestra Folgueras, padre de los actuales propietarios y responsable del cariño que sus descendientes sienten por el negocio, la compró en los años setenta. Manuel y Javier se sienten orgullosos de la historia que encierran los vetustos muros de la parte antigua de piedra del lagar. Allí reposan los toneles de madera de castaño, semejantes a los originales.

Su primera sidra salió de Tiñana en 1935, casi en vísperas de la Guerra Civil. «Pensaban que la sidra solucionaría los problemas, pero no fue así», señala Manuel Riestra. Las instalaciones se han ampliado, pero el espíritu inicial pervive. «Al principio el lagar era muy pequeño, ahora hemos aumentado la superficie». También han crecido las pomaradas de la Llosa del Río y la Meredal, a orillas del Nora. «El futuro de la sidra se basa en los manzanos, lo tenemos muy claro». Este año han plantado seis hectáreas. Hace unos días los hermanos Riestra comenzaron a «pañar» manzana. La recogida va con adelanto. Se presiente la escasez y los lagareros no quieren que se pierda ni una sola pieza de fruta en el árbol. Aun así no quedará más remedio que abastecerse de manzana. «Compraremos en Lugo o Bretaña, donde la fruta es similar a la asturiana», indica Javier Riestra.

En el lagar se centralizan los repartos y se vende al público. Los Riestra enfocan el futuro con optimismo, a pesar de que las dificultades económicas golpean al sector. «No somos ajenos a los problemas, tratamos de hacer las cosas con más cuidado, las ventas están difíciles para todos», señala Manuel Riestra. Además de la producción de sidra tradicional, Muñiz embotella bebida para la marca de calidad «Manzana seleccionada», en la que participan junto a otros lagares. Los hermanos tienen claro que toda la calidad que se ofrezca es poca. «Cada generación asume un reto, el nuestro es ése», indican.

El lagar inició su andadura en 1934 con una prensa tradicional y una capacidad de 200 pipas, que equivalen a 90.000 litros de sidra. Con los años se fueron construyendo nuevas instalaciones y locales. En 1990, Sidra Muñiz pasó a ser una sociedad anónima. En la actualidad el lagar cuenta con un sistema de recepción de manzana con arrastre por agua, tres prensas tradicionales y una neumática, sistema de frío para fermentación controlada y climatización de locales, tonelería de castaño y depósitos de poliéster y acero inoxidable. El tren de embotellado está formado por la lavadora de botellas, llenadora, taponadora y etiquetadora. Alta tecnología al servicio de la tradición sidrera.