Asesora de licitaciones internacionales de empresas

Oviedo, Marcos PALICIO

Alcantarillado en ciudades de Paraguay, cursos de formación para gobernantes latinoamericanos, tecnología básica de gobierno electrónico en África... Son mercados disponibles, oportunidades para empresas con ganas de abrir en el exterior las puertas que la crisis mantiene cerradas en casa. Si el problema es cómo y dónde encontrarlas, Azahara González Molina (Oviedo, 1983) tiene un «radar». En su tarjeta de visita dice «Asesora de licitaciones internacionales» para la sociedad asturiana de promoción exterior (Asturex) y diversas empresas asturianas. En la práctica, es rastreadora de oportunidades de negocio en el extranjero, en las posibilidades a veces desconocidas que ofrecen los organismos multilaterales, de la Comisión Europea a Naciones Unidas, de la Corporación Andina de Fomento al Banco Mundial.

-¿Qué necesito para empezar?

-Lo primero que necesita una empresa que quiera internacionalizarse es tener la voluntad y la decisión de diversificar negocio hacia mercados internacionales. Esto es como el que se mete en otra línea de producción. Y la voluntad es importante porque esa nueva apuesta de negocio hay que mantenerla durante un tiempo. También hay que analizar las capacidades internas de la empresa, sus oportunidades o sus canales de comercialización.

-¿Hay sitio para todo tipo de empresas?

-Lo que intento es impulsar en Asturias la salida de las empresas hacia el mercado de los organismos multilaterales de desarrollo. Estas instituciones, entre las que estarían la Comisión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, licitan al año más de 100.000 millones de euros, y aquí pueden entrar empresas de todo tipo: de obras, de servicios, de suministros, de llave en mano... Y en todo el mundo. La gran ventaja de estos organismos frente a un cliente privado es que, una vez que el proyecto es tuyo, el cobro está asegurado al cien por ciento.

-¿Es ésta la gran salida para un mercado interior en crisis de consumo?

-Es un mercado que en los últimos cinco años ha crecido en torno a un 50 por ciento anual. Ofrece muchas oportunidades y no sólo para empresas grandes. Cualquiera con capacidad técnica especializada en algo es capaz de vender a este mercado; simplemente, hay que buscar la oportunidad. Y las compañías asturianas que están metidas aquí de manera activa se pueden contar con los dedos de las manos.

-¿Hay un sector con más oportunidades?

-Cada organismo está especializado en un tipo de compras, y mientras la Corporación Andina de Fomento (CAF), por ejemplo, se orienta hacia infraestructuras, Naciones Unidas está especializada en suministros, desde ordenadores a alimentación o de equipamiento hospitalario. El Banco Interamericano de Desarrollo demanda más servicios: de asesoría, de desarrollo de gobiernos, de capacitación... Casi en cada país se encuentran oportunidades para casi cualquier tipo de empresa.

-¿Qué oportunidades y en qué países?

-A la hora de dar financiación blanda a los gobiernos, los organismos multilaterales miran mucho la estabilidad política porque, al final, son compromisos a largo plazo. Hoy en día, están yendo mucho a América Latina, se está incrementando Asia y en África la oportunidad sube en algunos países y desciende en otros. ¿Dónde se podría situar mejor la empresa asturiana? Tal vez, por vinculación histórica, o por conocimientos o capacidades, en América Latina; y dentro de este ámbito, Perú, México, Brasil y Chile son países para tener en cuenta.

-«Nunca hay que desaprovechar una buena crisis», dijo en su día Hillary Clinton. ¿Es ésta la fórmula?

-Hay que valorar que estos períodos en los que tu capacidad no está desarrollada al cien por ciento tal vez son los más adecuados para pensar en el siguiente objetivo. El mercado internacional ofrece posibilidades para empresas de muchos tamaños y sectores y a veces es sólo cuestión de sentarse y pensar.

-¿Está Asturias menos presente en el exterior de lo que debería?

-Sin duda, aunque la situación ha mejorado en los últimos años. El mercado internacional no se puede abandonar. Una vez que se toma la decisión de entrar, es como cualquier otro canal. Hay que verlo como una inversión, no como un gasto, y las inversiones tardan en generar beneficios. Una vez que se entra con cabeza, con un plan, con las cosas claras, obtener beneficios es sólo cuestión de tiempo.