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Por la izquierda, Jorge Hevia, Reyes Fernández Bulnes, Luis Arias, Eva Martínez, Javier Sangro, Yago Pico de Coaña, Miguel Fuertes y José Laviña, reunidos en Oviedo.LUISMA MURIAS

VII Encuentro de diplomáticos asturianos (2)

"Si cunde el pánico, ganan los terroristas"

Expertos en política exterior perciben "un cambio de dinámica" más que un crecimiento en el radicalismo e instan a verlo como un asunto de régimen interior

El terrorismo islamista se mueve. Más que crecer, muta lentamente. Traspasa las fidelidades de una corriente sin ambiciones territoriales, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), a la codicia de dominio hegemónico de esa facción que demuestra su avidez queriendo ser llamada Estado Islámico. Eva Martínez, subdirectora general de Países del Magreb en el Ministerio de Asuntos Exteriores, cántabra casada con un ovetense, se refiere a todo eso cuando saca de su experiencia la convicción de que la hoja de ruta en la pulsión contraterrorista exige "conocerlos para enfrentarse a ellos", "no pensar que hay tanto un crecimiento en términos absolutos como un cambio de lealtades" o saber que "si entramos en pánico, ganan los terroristas". En la reunión anual de diplomáticos asturianos, que por séptimo verano consecutivo promueve LA NUEVA ESPAÑA, Martínez invita a afrontar la vecindad de la amenaza con conocimiento y cautela. Ni minimizar el problema, ni dejar que se propague el terror.

El primer vistazo al interior del movimiento resume que "la dinámica del terrorismo ha cambiado". Que se transforma sin ser necesariamente más numeroso, que vira en sus fidelidades, en sus objetivos y en sus métodos de captación y propaganda. No son más, son diferentes. Donde antes la corriente preponderante era AQMI ahora se impone Daesh -la denominación que la nomenclatura oficial prefiere a la de Estado Islámico, más explícitamente provocadora, más conveniente al interés terrorista- y "hay un caso muy famoso" capaz de ilustrar esa mudanza. Tal y como lo cuenta Martínez, "dos semanas después de que los periodistas estadounidenses fueran degollados delante de las cámaras en Siria, por cierto en un documento audiovisual con una calidad extraordinaria, porque son grandes directores de cine, en Argelia sucedió lo mismo con un alpinista francés, grabado esta vez con medios mucho más limitados. Los autores se declararon soldados del califato aliados a Daesh, pero esos terroristas ya existían, lo que ocurre es que antes eran leales a AQMI", remarca.

Una clave es saber descifrar esas interioridades; otra, "no perder los nervios". Eso y conocerlos; eso y entender, ahí están sus documentos audiovisuales, que "Daesh sabe utilizar las ventajas del mundo globalizado" o que ha demostrado una notable habilidad para conectar con alguna juventud que en parte "vive entre nosotros". "Por eso ahora el gran esfuerzo se centra en la narrativa contraterrorista", sigue Martínez. "En España tenemos ya un plan antirradicalización, promovido por el Ministerio del Interior. Puede dar la sensación de que ellos van más rápido que nosotros, pero una vez más hay que conocerlos y enfrentarse a ellos", subraya. "Una de nuestras ventajas es que nuestros socios del Sur están tan preocupados o más que nosotros, con lo que los intercambios de información y los contactos entre servicios secretos son una importante ventaja comparativa con respecto a otras épocas".

La vecindad de España con el problema, "casi limítrofe", centra la inquietud que al alimón invocan Luis Arias, ovetense, embajador en Misión Especial para la Seguridad Marítima, y Jorge Hevia, diplomático colungués que mira el conflicto desde su posición como titular en Washington de la embajada de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA). "Libia está muy cerca y es un caos", abunda Hevia, "Siria también? Europa tendrá que demostrar que está a la altura". Arias "añadiría el elemento de romanticismo que tiene España para el islamismo radical" y su evocación permanente del Califato de Córdoba. Todo eso se confabula para cocinar en algún sentido el reverso tenebroso de la posición geoestratégica de España como bisagra entre continentes. España está "en medio", avanza la llanisca Reyes Fernández Bulnes, cónsul adjunta en Nueva York, de un problema que "son muchos", de una crisis originada en las luchas internas en los países musulmanes y aderezada con otras motivaciones, como las que añaden "Israel, las monarquías del Golfo, Rusia pululando por la zona con sus intereses?" Sin embargo, Eva Martínez extrae de su trato constante con las naciones del Magreb la necesidad de entender que en la amenaza terrorista no siempre vienen de fuera todos los problemas. "No quiero minimizar el asunto de la cercanía", afirma, "pero sí recordar que los terroristas del atentado contra la revista 'Charlie Hebdo' eran franceses que jamás habían puesto un pie en Argelia, el país de donde eran originarios, o que el problema del islamismo radical es hoy también una materia de política interior. Si sólo nos centramos en el peligro que viene de fuera, nos perderemos gran parte de él", remata.

Hevia precisa que el terrorismo es patrimonio de "una minoría". Martínez habla de una minoría "contraria a los deseos de los gobiernos". El caso es que estos polvos vienen de los lodos de aquella Primavera Árabe de la que ya se ha dejado de hablar. "Como todo en política exterior, esto es fruto de un proceso", afirma Javier Sangro, riosellano, otrora embajador de España en Jordania, Guinea Ecuatorial o Gabón y ahora director general de Relaciones Económicas Internacionales, mientras el ovetense Miguel Fuertes, actual titular de la legación en Serbia, se congratula, de vuelta a la cuestión del vecindario de España, de que Marruecos haya permanecido al margen de aquellas convulsiones.

Para comprender sus motivaciones, una de las claves del combate, no cabría desdeñar un profundo "componente psicológico" que también conviene analizar "rápido y pronto", apunta Eva Martínez, igual que las afecciones del "fenómeno Daesh" sobre los equilibrios geopolíticos en una zona inestable, aporta José Laviña, ovetense, subdirector general de Europa oriental y central. A su juicio, la grave amenaza del terrorismo islamista es "uno de los factores que ha condicionado la resolución de la crisis de Irán, catalizando la búsqueda de aliados frente a ese conflicto. Estados Unidos se lleva bien, sin excepción, con todos los países fronterizos de Irán, algunos de ellos con problemas graves de creciente islamismo" y el reciente deshielo de las relaciones a cuenta del acuerdo para la limitación del programa nuclear iraní podría abrir además puertas de cooperación antiterrorista y de negocio. El acuerdo, destaca Sangro, "ha propiciado un renovado interés de las empresas de todo el mundo por el mercado iraní, que tiene grandes potencialidades". Para tratar de aprovechar ese hueco, en algún sentido similar al que la nueva política exterior estadounidense ha destapado con el restablecimiento de relaciones con Cuba, es a Irán adonde una delegación empresarial española viajará el 7 de septiembre con los ministros de Asuntos Exteriores, Fomento e Industria al frente.

Hablando también de Cuba y del resto de los mercados súbitamente abiertos a la entrada de la empresa española, Yago Pico de Coaña, coañés de adopción y sentimiento, embajador de España retirado cuyo último destino fue la legación en Austria, invoca la necesidad de llegar a tiempo, también aquí, "para que no nos coman el terreno".

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