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Maestros y discípulos

José Antonio Méndez: "La tecnología marca el ritmo de la cultura, es el lugar más importante"

Héctor Álvarez Mella: "La filosofía te da una formación integral, es como una brújula dentro del mapa del saber"

José Antonio Méndez: "La tecnología marca el ritmo de la cultura, es el lugar más importante"

La diferencia de edad y la acumulación de experiencia marcan, normalmente, las relaciones entre maestro y discípulo. Sin embargo, entre José Antonio Méndez Sanz y Héctor Álvarez Mella no existen desigualdades. Los 25 años que median entre uno y otro no representan obstáculo alguno en el mutuo reconocimiento que se profesan. José Antonio (Ponferrada del Bierzo, 1960) finalizó los estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia de Salamanca en 1986 y Héctor (Avilés, 1985), hizo lo propio en la Universidad de Oviedo en 2008. Ambos comparten vivencia en Alemania, poco después de finalizar su etapa universitaria. El maestro realizó estudios postdoctorales sobre el idealismo alemán postkantiano en la Universidad de Tubinga a finales de los ochenta. Héctor hizo las maletas en 2011. "Al terminar la tesina entré en una especie de vacío existencial, no sabía qué hacer con mi vida. Hablé con José Antonio y como siempre me había interesado el mundo alemán, me aconsejó que me fuera", rememora. Comenzó con un curso intensivo de alemán. Hoy compagina la docencia con los estudios doctorado en la Universidad de Heidelberg. Pese a la "soledad" de los inviernos allí, de momento, ni se plantea volver. "Es una experiencia que me sirve para tejer redes y crear nuevos vínculos", apunta.

"La suya es una generación perdida desde el punto de vista de España", opina el maestro, que enseña en la Universidad de Oviedo desde 2003. Habla de los jóvenes entre 19 y 30 años que ya no regresan, con el problema que representa para afrontar el necesario relevo de las plantillas universitarias. "En nuestro departamento el profesor más joven ya no cumple 40 años y casi no hay becarios", advierte Méndez.

Pero, ¿qué es lo que se encuentran quienes buscan una oportunidad fuera de España? "En Alemania descubrí los estudios de traducción. La diferencia fundamental con España está en las oportunidades que tienes después", cuenta el discípulo y ahora también maestro. El sistema universitario en la locomotora económica de Europa permite compaginar varias disciplinas. "No estudias una carrera al 100%. Se divide en porcentajes. Y el profesor es de muchas asignaturas. Te permite seguir tus intereses", continúa el joven.

Curiosamente, en Alemania fueron dos profesores españoles, Óscar Loureda y José Luis García Delgado, quienes ofrecieron luz a esa "especie de vacío existencial" que acompañó a Héctor en el final de su etapa universitaria. "Allí el concepto de Universidad está basado más en la iniciativa personal, para que busques tu camino. En España tenemos una Universidad ligada más a la obediencia", argumenta el maestro, quien recuerda cómo en su etapa en Alemania los estudiantes se examinaban solo a mitad de la carrera y al final. "Ahora con Bolonia están tratando de homogeneizarlo todo". agrega.

El profesor Óscar Loureda, director del Instituto de Traducción e Interpretación de la Universidad de Heidelberg y, desde 2011, del Centro de Estudios para Iberoamérica llevó a Héctor hacia el proyecto de traducción del Atlas de la Ciencia en la Universidad Heiselberg. Después planteó una línea de investigación sobre la relación entre lengua y sociedades. "Será una cátedra futura", aprecia el maestro. Tras participar en un curso de José Luis García Delgado, también en Heidelberg, Héctor abrió una nueva línea de investigación, Economía de la Traducción. Siempre con la filosofía de fondo. Una disciplina que aportó a uno y otro una perspectiva global del mundo y una formación integral. "Es una brújula dentro del mapa del saber. Es la principal diferencia respecto a otras disciplinas", subraya Héctor, cuyo progenitor también realizó estudios de Filosofía.

José Antonio entiende que es en esta titulación donde la relación entre profesor y alumno es más estrecha pese a que el proceso Bolonia ha alterado su esencia "fraccionando los cursos, lo que impide trabajar en continuidad". sostiene Méndez. "En Grecia la filosofía nació ligada a las prácticas de confrontación y esa dinámica se perdió", continúa el docente que estuvo durante cinco cursos en la Escuela de Arte de Oviedo. Volviendo al Espacio Europeo de la Educación Superior, Méndez se queja de que en España se haya realizado una reforma "completamente administrativa" obligando a cursar un máster que no hace más que encarecer la enseñanza.

José Antonio reivindica el carácter público de la educación y critica que se ha perdido la creatividad de los alumnos "en nombre de la burocracia". En los espacios creativos, continúa, se desarrolla un mayor sentido de la responsabilidad. "Solo la auténtica creatividad es responsable", defiende, porque "nadie ama tanto la perfección de su obra como el artista". Y recuerda que nunca, a lo largo de su trayectoria profesional habló tanto de filosofía como en su etapa en la Escuela de Arte. Allí aprendió otra lección: que los logros no siempre vienen de la disciplina sino que en los espacios donde existe más libertad también se cultiva el talento. No obstante, el profesor de Filosofía lamenta que su disciplina haya sido relegada al campo de las Humanidades cuando "debería estar abierta a la bioética, a la medicina o la historia", apunta. "Se necesita promover un mayor interés por las ciencias", prosigue, en un momento en que los estudios de Filosofía en la Universidad de Oviedo viven un auge (casi duplicaron matrículas).

"Aunque la quiten de Bachillerato, la complejidad del mundo contemporáneo hace más necesaria que nunca la Filosofía", reivindica. "En política asistimos a la primera composición de la esfera política postindustrial, con un nuevo tipo de formaciones que se distinguen estructuralmente de las que habíamos visto hasta ahora. Ahora está por ver en qué se concreta ese trasvase pese a que las formaciones industriales todavía tienen mucho poder", concluye el docente. En ese contexto de cambios, la tecnología se presenta como "el elemento decisivo" de la sociedad contemporánea. "Marca el ritmo de la cultura y es el lugar más importante", reconoce.

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